En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 10 Junio 2019

Tenth Week in Ordinary Time

Word for today
The Gospel of Matthew 5:13-16

SAL

La sal, elemento antiquísimo y preciado, es utilizado principalmente para la conservación de los alimentos deteriorables y en dosis pequeñas para dar sabor a algunos alimentos en la mesa. El término latino sal significa también ingenio e inteligencia mordaz. Ya en la antigua Roma se ponía sobre los labios de los recién nacidos para la protección contra los peligros. Según tradición antiquísima siempre se ha pensado que los demonios aborrecieran la sal, por eso en los aquelarres de brujería todos los alimentos, ofrecidos durante los banquetes y los sacrificios infernales, están rigurosamente privos de sal. En el Antiguo Testamento la sal es un medio simbólico que garantiza el vínculo entre Dios y Su pueblo: Sazonarás con sal todas las oblaciones que ofrezcas. Nunca dejarás que falte a tu oblación la sal de la alianza de tu Dios: sobre todas tus oblaciones deberás ofrecer sal (Levítico 2,13). Eliseo purifica una fuente malsana echándole sal (2Re 2,19-22).
Por lo tanto las características de la sal son las de conservar, dar sabor, purificar y resanar, defender contra el mal; simbólicamente sinónimo de inteligencia ingeniosa, es signo de alianza entre Dios y el hombre, aborrecido por Satanás y por sus demonios.
Esto es a lo que se refería Jesús cuando afirmaba que los que creen en él y en el evangelio son la sal de la tierra y deben ser la sal de la historia. Son los que conservan la sabiduría y no la hacen deteriorar, manteniendo una evolución intelectual y espiritual de primer orden, más allá de cada moda, ideología, convención cultural; son los que en el anuncio de la metanoia del evangelio llevan la ocasión de transformar la vida verdaderamente en lo que Dios desea para nosostros, una experiencia extraordinaria, rica de bienestar y felicidad, para readquirir la conciencia y la inteligencia de la vida espiritual y del amor. Son los que con la fuerza de Jesús Cristo defienden al mundo y a los pueblos del mal, de la ignorancia, de Satanás. Son los que con la fuerza del evangelio y de las acciones de justicia en cada rincón de la tierra pueden purificar y sanar las aguas envenenadas y esterilizadoras de las políticas, de los poderes fuertes, de los sistemas económicos injustos y predadores.