En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 14 Febrero 2019

San Cirilo, monje, y San Metodio, obispo, patronos de Europa

Palabra del día
Evangelio de Lucas 10,1-9

Sin fin

«¡Que descienda la paz sobre esta casa!». Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes: los dos verbos usados por el texto griego son epanapàuomai, "reposar, estar en tranquilidad, dormir, detenerse" y anakàmpto, "regreso, vuelvo atrás, me volteo, doblo atrás".
Es una tarea sin fin. Llevar paz es una tarea sin fin. Llevar la energía de la paz es una labor que no puede cesar jamás. Deberíamos siempre y sólo preguntarnos si aquello que pensamos, hacemos y deseamos cada segundo lleva paz, la energía de la paz, o lleva otras energías que no son paz. Una ley dominante terrible y maravillosa hace que, quien lleva paz, pueda descansar en la energía de la paz que él mismo ha suscitado, pero quien no lleva paz, la pierde antes que nada en sí mismo. Llevar paz es traerse paz. Que nos guste o menos, tenemos un solo corazón, y no puede tomar parte al mismo tiempo de dos energías opuestas. Quien está en paz con su propia esposa y sus propios hijos pero no renuncia a llevar rencor al vecino de casa o al compañero de trabajo, con el tiempo verá hacerse pedazos también la paz con sus seres queridos.
El hombre tiene un solo corazón y cada segundo puede elegir de qué alimentarlo. Cada vez que nuestro corazón cumple un juicio, una murmuración, una calumnia, se carga de ira y de cólera. Ésta seguramente no es energía de paz, y es ilógico pensar que aquella no paz, que sale de nuestro corazón, no ocasione daños y muerte antes que nada a nosotros mismos. Así para cada corazón, que humildemente busca la paz y mueve energía de paz, es cierto que antes que nada asegura salud y bienestar a sí mismo. Cuando la paz no descansa en el corazón del hombre, el corazón del hombre no logra más descansar.