En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 25 Febrero 2019

Séptima semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Marcos 9,14-29

Todas las cosas son posibles al creyente

Moisés tenía en su corazón el deseo justo, y compartido por Dios mismo, de libertar su pueblo de la esclavitud y del opresor. Con ese fin, un día mató incluso un egipcio. Matando, sin embargo, ha utilizado la resistencia de la revuelta, el retener malamente rabia dentro de sí y en este modo, aún deseando los deseos de Dios, no se cumplen los deseos de Dios, sino los de Satanás. Sólo después de muchos años de purificación del corazón de Moisés, Dios ha podido usar la fuerza del deseo de Moisés para libertar su pueblo, porque el corazón de Moisés no habría utilizado más el resistir y el retener.
No se puede desenamorarse y dejar una vía mental habitual, si no cuando se empieza a estar enamorados de otra, a estar inspirados por otra. No se puede abandonar el proceso mental del resistir y del retener, si antes no se ha aprendido a conocer, a amar el proceso espiritual del creer en la potencia del deseo en nombre de Dios. El no resistir de Jesús no avalora ningún tipo de sumisión y de resignación con respecto al mal o al malvado, no significa nunca y en ninguna manera compartir el mal o hacer como si nada o desinteresarse de los problemas o de las injusticias, no significa dejar que sea por fatalismo, pereza, neutralidad, justificación del mal, descuido, indiferencia, miedo. El no resistir de Jesús es una vía mental y espiritual nueva y prevé el enamoramiento a través de la vía de la fe, del creer en el amor de Dios. El no resistir de Jesús prevé el conocer y el saber utilizar la vía de la fe, la vía del creer, la vía de la potencia del deseo, que no puede ser nunca la vía del desafío, de la revuelta, del conflicto, del retener mal, de la rabia, de la venganza.
El demonio no se puede vencer usando sus mismas armas: revuelta, desafío, furia, rabia, venganza, sino las potencias de Dios que están a nuestra disposición a través de la fuerza de la fe. Todas las cosas son posibles al creyente – dice la traducción literal del texto griego - , por lo tanto es inútil retener malamente dentro de sí lo que de la vida no nos gusta, es peligroso retener malamente dentro de sí lo que ya nos ha sido quitado, es mortal retener malamente el “como debería haber sido”, porque no ha existido nunca y nunca existirá. Hay sólo una fuerza útil para resistir sin retener y destruir: usar la fuerza del deseo y de la fe. A Jesús no le ha gustado ser confundido por un demonio, un blasfemo, ni le ha gustado ser tachado como borrachín mujeriego, es claro que no ha apreciado ser flagelado hasta la sangre, no ha compartido los escupitajos en la cara, los bastonazos en la cara, los clavos en las muñecas y en los pies, y sin embargo no ha resistido, y Él, a diferencia de nosotros, podía hacerlo en modo omnipotente y terriblemente resolutivo. Jesús no ha opuesto resistencia, no ha retenido lo que le estaban quitando, no ha resistido, ha continuado a creer en su deseo de salvar la humanidad y reanimarla con amor, delicadamente hasta el rostro del Padre. Deshonor, calumnias, condenas, violencia, tortura, desnudez, dolor, nada de todo esto ha podido contra su deseo de amar y libertar a la humanidad del maligno, de la ignorancia, del miedo.
Todas las cosas son posibles al creyente, porque el creyente no usa las armas del mal y del maligno para alcanzar su propio deseo, y al mismo tiempo nada en el cielo y en la tierra puede apagar y callar el deseo de su corazón.