En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Miércoles 9 Octubre 2019

Vigésima séptima semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 11,1-4

Cuatro pilares del universo

Primer pilar. Siempre, dondequiera, incesantemente, anticipadamente, incondicionalmente manifestar, cantar, honrar, exaltar, bendecir la gloria y el nombre de Dios que habita los cielos, exactamente como toda la creación manifiesta, canta, honra, exalta y bendice la gloria y el nombre de Dios que habita los cielos. Es el pilar de la gratitud, del agradecimiento incesante, fiel, incondicionado, como orientación espiritual decisiva del hombre.
Segundo pilar. Todas las creaturas, aun en su magnificencia, no son autosuficientes, deben alimentarse, todas deben recibir de la vida energías a ellas dedicadas según su metabolismo. También el hombre, gloria del Dios viviente, no debe olvidar nunca que es creatura, que no es autosuficiente y que debe necesariamente alimentarse en el cuerpo, en la psique y en el espíritu. Rezar por el pan del cuerpo, de la psique y del espíritu es signo de profunda y humilde conciencia de la propia realidad creatural, de profunda total confianza y amable abandono en las manos de Dios.
Tercer pilar. Conocer, practicar, desarrollar, multiplicar la fuente electrodébil más poderosa de todo lo que ha sido creado: el perdón. El perdón que se pide a Dios y que se ofrecer a los hermanos no es una perspectiva, no es una posibilidad, sino una elección definitiva del corazón y del alma. Si el perdón es ocasional, no es perdón, es justificación. El perdón o es siempre o no lo es nunca. Como la mano está formada por el palmo y por el dorso, así el perdón está formado por el perdón que se pide a Dios y a los hermanos y por el perdón que se ofrece a los hermanos. No existe otro tipo de perdón. Como no es posible que un hombre se extraiga fuera de las arenas movedizas jalándose hacia arriba con sus cabellos, así es imposible perdonarse. El perdón se pide y se ofrece. Como el respiro pulmonar que nos mantiene en vida está compuesto por dos movimientos, inspiración, para recoger aire, y espiración, para hacerlo salir fuera, así es el respiro del Espíritu. Él está compuesto por el movimiento de la inspiración del perdón, la humilde y cálida petición de perdón, y por el movimiento de la espiración, la liberadora y compasiva oferta de perdón. Así como es mortal quitarle al respiro físico una de las dos acciones, porque quien no inspira no espira y quien no espira no inspira, de la misma manera ocurre para el respiro espiritual del perdón.
Quien no sabe y no osa pedir compasión a Dios, no sabe y no logra ofrecerla tampoco a los hermanos. Quien no quiere ofrecer compasión a los hermanos, no puede osar recibir compasión de Dios. ¿Se puede tal vez verter agua para llenar un jarrón ya lleno? Si el jarrón de nuestro corazón no se vacía continuamente e incesantemente, vertiendo a su vez perdón y compasión hacia los hermanos que han contraído deudas con nosotros, Dios no podrá continuamente e incesantemente llenarlo de su compasión y de su perdón.
Cuarto pilar. Satán existe y es enemigo de Dios y nuestro. El mal no es una entidad abstracta sino un ser inteligente que combate contra la belleza y la armonía de Dios y de sus creaturas. Estar serenamente concientes de esta realidad es aprender a pedir a Dios humildemente y con confianza ser protegidos contra el mal. Estar concientes de esta realidad permite salir de la ilusión y del engaño y de predisponerse con fuerza para pedir al Señor de la vida ser constantemente arrancados lejos del Maligno y salvados contra toda desarmonía. Pedir al Padre ser liberados del Maligno es la acción de un espíritu inteligente y sabio.
Éstos los cuatro pilares presentes en la oración del Padre Nuestro.