En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Domingo 19 Enero 2020

Segundo domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Palabra del día
Evangelio de Juan 1,29-34

He aquí el Cordero

Juan el Sumergidor indica en Jesús el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El Cordero de Dios que:
- puede remitir el pecado del mundo, el errar el blanco cumplido por toda la humanidad;
- libera la humanidad del mal y del pecado, y lo hace como Cordero indefenso, dócil y amante, no como juez y verdugo;
- desata el corazón del hombre de la culpa asumida en el equivocarse continuamente de puntería con respecto a los blancos que cuentan realmente en la vida;
- desadeuda el corazón de cada deuda contraída por la enormidad del daño, ocasionado en cada error de puntería;
- se mueve y se moverá en toda dirección y frangente de la historia siempre como Cordero de Dios, siempre sin violencia, en amor total, en la docilidad y en la humildad del corazón.
Juan el Sumergidor está consciente que Jesús tiene el poder de salvar el mundo y liberar el hombre de todo mal, enfermedad, dolencia, muerte y esclavitud para conducirlo hacia la paz, pero está consciente también que Jesús cumplirá su mandato de una manera completamente inesperada e imprevista. Jesús el Nazareno, el Mesías y el Salvador del mundo, para cumplir la voluntad del Padre usará siempre y sólo las armas del Cordero: amor, compasión, misericordia, docilidad y dulzura. Juan el Sumergidor está consciente que aquel Dios, Cordero de Dios, podría salvarlo de la cárcel y de la decapitación en un instante, pero no lo hará, no se pondrá a combatir con fuerza y violencia en contra del poder y de la injusticia. El Cordero proveerá también a él, claro, pero no de la manera que la mente y el miedo se esperan. Juan Sumergidor es el primer hombre en creer en Jesús y es el primero a experimentar su infinita potencia liberatoria, pero es también el primero a experimentar la absoluta divina impredecibilidad de los pasos y de las “armas” del Cordero que en este caso no lo liberan para nada de las cadenas de la reclusión y de la decapitación.
Sólo el Cordero sabe que la cabeza de Juan sobre el cuello de Juan permite la vida terrena y la manifestación del más grande entre los nacidos de mujer y permite el anuncio del precursor; al mismo tiempo, sólo el Cordero sabe que la cabeza de Juan sobre la bandeja de Herodías manifiesta la gloria de Dios y permite la siembra de las primeras semillas del reino de Dios.