En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 18 Septiembre 2020

Vigésima cuarta  semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Mateo 24,42-51

Siervos

Es posible actuar en la vida como siervo fiel. El siervo fiel sabe que el mundo y la vida son un don de Dios, no son una propiedad personal y, por mucho que él se sienta como en su propia casa sobre esta tierra maravillosa, no se olvida nunca de que el Dueño de casa es otro. La actitud mental y espiritual, que nunca se olvida de que el Dueño de casa es otro, permite vivir esta vida y esta tierra como un don, como una especial predilección, como una oportunidad riquísima e irrepetible, permite la elección de responder al don de la vida con una vida llena de amor, una vida entera de amable servicio al hombre, una vida completa de frutos, una vida como el Espíritu desde dentro llama a que sea. La actitud mental y espiritual, que se olvida que el Dueño de casa es otro, lleva a vivir esta vida y esta tierra en un profundo y destrozante sentido de suspensión y desafío, lleva a considerar la vida como una calle sin escapatorias, como un peso del cual desvincularse, un deber para esclavos movilizados que viven cada segundo tristes y en revuelta. Es así que la existencia se transforma en una ocasión útil sólo para resolver los propios intereses y perseguir los propios provechos, entre regolfos de frustración, ataques de violencia y sed inextinguible de éxito, posesión y poder. Esta actitud mental y espiritual conduce irremediablemente al hombre a vaciar la vida, cada vida, de su valor intrínseco y sagrado, y lo arrastra dentro de una existencia vergonzosa, sin paz, en el deterioro total y en la plena hipocresía.
Es a la luz de estas dos posibles elecciones con respecto a la vida que las palabras de Jesús, estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor, adquieren un tono y un valor particular, pero no unívoco. De hecho, para los que, siervos fieles, han intentado con todo su corazón vivir la vida como un don a servicio del bien, de lo bello, de la justicia, de la misericordia y de la fidelidad, las palabras de Jesús estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor, no son más que el maravilloso anuncio que Él, el Señor, el Amor amado, puede regresar de un momento a otro. Para quien lo ama, es el anuncio del regreso, también improviso, del amado, y no puede que suscitar en el corazón gozo, entusiasmo, excitación santa, gratitud y escalofríos celestes. Pero, para los que, siervos malvados, han abusado con toda la fuerza y la violencia de la vida y de los vivientes, para llevar una vida a servicio del poder, de su propia conveniencia, de la vanagloria, en la competición y en el conflicto, las palabras de Jesús, estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor, tienen un sonido y un significado distintos, muy distintos. Son el temible anuncio que Él, el Señor, el Rey de reyes, puede regresar de un momento a otro, y puede utilizar la potencia del universo y de la vida misma para poner en su lugar a los que, con venenífera hipocresía, en nombre de los propios intereses y en el desprecio más arrogante, han transformado la maravilla de la creación en océanos de lágrimas y sudor sin sentido, en selvas de total desesperación, en sierras montuosas de terror, en glaciares de miedo, en ríos de miseria, en abismos de muerte. Para éstos, que se han erigido en patrones de la vida y del mundo, las palabras de Jesús, estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor, no pueden ser más que consideradas el fruto del histórico engaño de una ridícula secta religiosa para así no pensar más en ello, y es por eso que, en la comunicación en masa, hoy se puede hablar de todo excepto que del Evangelio. Pero una cosa es cierta: si también el poder humano ha logrado volver mudas y ridículas las palabras del evangelio para la mente del hombre, a Jesús, como en su primera llegada, queda siempre su manera preferida de escribir sus mensajes, entre las páginas cósmicas de las potencias de los cielos, entre estrellas y planetas, galaxias y cometas.