En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 13 Noviembre 2020

Trigésima segunda semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 17,26-37

En los días

Para comer no hace falta para nada conciencia, basta y sobra el hambre.
Para beber no hace falta para nada conciencia, basta y sobra la sed.
Para crear vínculos no hace falta para nada conciencia, basta y sobra el miedo de quedarse solos.
Para vender no hace falta para nada conciencia, basta y sobra la avidez de la riqueza.
Para comprar no hace falta para nada conciencia, basta y sobra la sed de poseer.
Para plantar la semilla en los campos no hace falta para nada conciencia, basta y sobra la necesidad de seguridad y el miedo que vaya a faltar la comida.
Para construir no hace falta para nada conciencia, basta y sobra el hambre de cosas, propiedades, poder, imagen.
Si para vivir estas realidades humanas no hace falta para nada la conciencia, significa que, para crecer en la conciencia, no hace falta en absoluto para nada comer, beber, crear vínculos, vender, comprar, plantar, construir.
Pasar toda la vida a procurarse alimentos, vínculos, riqueza, cosas, casas, seguridad, poder, prestigio non sirve para nada para crecer en la conciencia y ni siquiera para la supervivencia. La conciencia no es hacer una cosa en lugar de otra, no es saber qué hacer o no hacer, conciencia es estar total, completa, integral, enteramente en lo que se hace, sin dudas, titubeos, perfectamente centrados en sí mismos. La conciencia es estar completamente en lo que se cumple, sin nunca, nunca, nunca proyectarse, ansiosos y fuera del eje, hacia el futuro o estar oprimidos y encadenados al pasado, sin nunca cumplir nada de lo que se cumple para la recompensa, la posesión, la avidez.
Quien es posesivo manifiesta que no confía en absoluto en la vida, no confía en el hecho de que la vida pueda disponer también a él, pueda cuidar de realizar con amor y precisión todos sus deseos de bienestar y de felicidad. Quien es posesivo en los sentimientos, en los vínculos, con las cosas, con las casas, el dinero, el poder, el éxito, es como la mujer de Lot, es uno que se gira hacia atrás con respecto a la vida, a la vía de la salvación preparada por la existencia y quiere organizarse un sistema de seguridad alternativo, una garantía de defensa distinta, una forma de protección separada de la vida, diferenciada por el sistema energético de la vida. Más se crece en la conciencia, más se hace natural despegarse de las cosas y confiar en la vida, y, al mismo tiempo, despegarse de las cosas y confiar con gratitud en la vida ayuda al camino para alcanzar la conciencia. En los días de Noé, en los días del diluvio, la humanidad ha sido purificada de su estado de mortal inconciencia, de su autodestructora estupidez por la potencia del agua. En los días de Lot, en los días de Sodoma y Gomorra, la humanidad ha sido purificada de su estado de mortal inconciencia, de su autodestructora estupidez por la potencia del fuego y del azufre del cielo. En el día de la llegada intermedia del Señor, (v.30) en el que el Hijo del hombre se manifestará, la humanidad será purificada de su estado de mortal inconciencia, de su autodestructora estupidez, por la potencia de la gloria y de la luz de Él que habita los cielos de los cielos.