En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 1 Enero 2021

Santa María Madre de Dios

Palabra del día
Evangelio de Lucas 2,16-21

La reina de la meditación

El diálogo interior de María no está hecho de elaboraciones mentales, de pedidos, de cálculos y de previsiones de desarrollo, no está construido de opiniones e interpretaciones, recorridos síquicos dedicados al juicio, a la construcción de convicciones sobre las convicciones ajenas o propias. María vive y medita, medita y vive.
La paz, la pasión, la fuerza interior, la íntima belleza y pureza de María están determinadas por su diálogo interior, por la capacidad de acoger en sí los eventos de la vida, no a través del proceso de los pensamientos, sino a través de la experiencia de la meditación.
El texto evangélico dice: Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Las meditaba, literalmente “las comparaba”, traducción del verbo griego symbàllo. Aquí no se trata sólo de la traducción común de symbàllo que es “considero, pienso, confronto, reflexiono, medito, convengo”. El verbo indica, en realidad, una acción opuesta con respecto al pensar, al divisar humano. Symbàllein es intercambiar un acuerdo en nombre de la unidad, es estrechar una relación de amistad, reunir, ponerse de acuerdo uno con otro, tirar juntos, poner juntos. Es el verbo del acuerdo, de la colaboración, del componer, del encontrarse, del reunirse.
Qué diferencia hay entre pensar y meditar?
Pensar divide, meditar une. En el pensar, los eventos de la vida se separan, se interpretan, se juzgan, se analizan, se pasan por el tamiz de los intereses y de los beneficios. Pensar deriva de un proceso mental analítico, asociativo, separador, donde no es posible, jamás, una visión completa, comparativa, integral de la realidad.
En el meditar, los eventos de la vida se unen, se aceptan aún si no se comprenden, se ven de manera comparativa por su complejidad y vastedad, se recogen en sí con gratitud y humildad, descubriéndose los ejes de enlace para la unión y la paz. Meditar deriva de un proceso espiritual de amor comparativo, perceptivo, que tiende a la unidad, donde no es posible, nunca, una visión que tiende a separar, a juzgar, al conflicto y a la destrucción.
Se puede pensar por toda una vida sin amor, fe y gratitud, pero no se puede meditar un solo segundo sin amor, fe y gratitud. Pensar es diabólico, separa. Meditar es de María, une en el amor.