En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Sábado 9 Enero 2021

Palabra del día
Evangelio de Marcos 6,45-52

Fantasma

Los discípulos de Jesús acaban de asistir a la multiplicación de los panes y de los peces para millares de personas, pero su mente asociativa no logra aceptar la realidad de lo que ve y experimenta.
La mente asociativa del hombre cumple en cada instante el proceso psíquico de la idolatría. ¿Qué es la idolatría? Es considerar real lo que es irreal, y considerar irreal lo que es real. La mente asociativa de los discípulos, aun teniendo Jesús delante de los ojos, aun habiendo experimentado su potencia y su grandeza, su esencia divina y celeste, lo ve como a un fantasma. La mente asociativa se alimenta del diálogo interior de la idolatría, es decir de la inversión continuativa de la realidad, en todo instante y frangente de la vida. Es el diálogo interior de la idolatría que mantiene la mente del hombre en la tempestad de la duda, en la tormenta del pensar mal de Dios y de todo lo que tiene por delante, en la agitación continua que hace creer al hombre de vivir toda la vida siempre en subida, renqueando con dolor y fatiga continuamente contra viento. La idolatría hace ver real lo que es irreal e irreal lo que es real, y esto es un gran lío para la humanidad. Es esto huracán mental de la idolatría que genera en el hombre el miedo, la emoción capaz de destruirlo, el alimento predilecto de Satanás, lo que vuelve el Maligno fuerte y potente.
¿Qué puede sustituir el diálogo interior de la idolatría? La fe, la confianza en Dios, en la vida, en el amor gana la idolatría de la mente. Confiar en Dios con amor y gratitud apaga el proceso mental de la idolatría y enciende el proceso cerebral de la inteligencia. La fe, la confianza en Dios, no vuelve el hombre religioso sino inteligente y sin miedo. He aquí literalmente las palabras de Jesús que indican el procedimiento para liberarse del proceso mental de la idolatría: Tranquilícense, soy yo; no teman.
Tranquilícense. El verbo griego es tharsèotharrèo (se trata de dos variantes dialectales), significa básicamente “oso, actúo audazmente”, de donde luego derivan: “me animo, estoy sereno”. Los significados más genéricos son: “depositar confianza en alguien o algo, confiarse de, demostrar coraje delante de alguien o algo, afrontar intrépidamente”. En los labios de Jesús este verbo infunde solidez, firmeza. Jesús a los discípulos aterrorizados dona salvación pero también seguridad, coraje, paz.
No teman. Adverbio de negación , “no”, unido al imperativo aoristo de phobèomai, “tengo miedo, estoy asustado, temo, estoy aferrado, arrastrado por el temor”. El significado originario de este verbo es “huir, poner en fuga, desbaratar, derrotar”, movimiento de acción que luego crea el relativo estado del alma de “miedo”, phobòs precisamente. Jesús invita a los suyos a confiar en él siempre e incesantemente, sin nunca transformar la potencia y la gracia de su presencia en un fantasma mental, ideológico: esta es la única manera para dejar de tener miedo. La fe es la única fuerza psíquica-espiritual que puede sustituir el proceso mental de la idolatría y liberar al hombre del miedo.