En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 2 Febrero 2021

La Presentación del Señor

Palabra del día
Evangelio de Lucas 2,22-40

Donde mirar

Dondequiera se mire parece que al mundo hay que rehacerlo todo. Dondequiera se mire parece que todo esté en manos de la codicia y en las fauces del dominio de los lobos rapaces de la tierra. Dondequiera se mire parece que nada sobre la tierra escape al ego depredador sustituto que tiene hambre de posesión y no de compartición, de poder y no de justicia. ¿Por qué el hombre no cambia dirección, a pesar de que está caminando hacia su autodestrucción? ¿Por qué? Porque mira de la parte equivocada. No mira hacia su salvación sino únicamente hacia la satisfacción inmediata y la gratificación personal. La humanidad para salvarse continúa a mirar hacia la oscuridad y la tiniebla de las leyes, de las culturas, de las economías, de las religiones, de las constituciones dictadas por el hombre. La humanidad no puede regenerarse y evolucionarse mirando solo hacia sí misma y lo que conoce. Si el hombre continúa a mirar únicamente hacia la propia necesidad, hacia el propio interés y bienestar, sin cuidar la unidad, la compartición, la armonía del mundo en el cual vive, no pueden existir más perspectivas, en verdad nunca existieron. Es evidente más que la luz del sol que donde está mirando el hombre ya no hay más perspectivas de vida sino solo abismos, agonía, sufrimiento, dolor, miseria, miedo, soledad, muerte, es evidente y quién no lo ve o es estúpido o de mala fe. El viejo Simeón sabe donde mirar, sabe de donde puede provenir la luz de los pueblos, la salvación de las gentes, no mira hacia lo que viene de los hombres, sino que mira hacia Aquel que para los hombres se ha encarnado como la luz y la salvación y sin el cual el mundo no puede conocer luz y salvación. El viejo Simeón mira y aclama: Porque mis ojos han visto la salvación, que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo IsraelEl viejo Simeón mira hacia aquel niño recién nacido porque sabe que sólo en aquel niño la humanidad moribunda puede renacer de verdad. El viejo Simeón sabe donde mirar, sabe donde posar los ojos y el corazón para que el hombre sea reinstaurado en la armonía de la vida, en la sanación, en la paz, en la felicidad.