En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 18 Febrero 2021

Jueves después de Ceniza

Palabra del día
Evangelio de Lucas 9,22-25

El grupo de las ventajas

Por los relatos evangélicos, nos enteramos de los muchos encuentros-combates de Jesús con las tres líneas jerárquicas de su tiempo: los ancianos del pueblo, es decir, los dirigentes del pueblo, los sacerdotes del templo, es decir, los depositarios de los conocimientos de la ley bíblica, y al final los escribas, los técnicos, los biblistas teólogos. Son tres líneas de poder de diferente proveniencia ideológica, pero en realidad pertenecientes al mismo grupo porque tienen el mismo objetivo en común: transformar todo aquello que tocan y gestionan, cada responsabilidad y poder, servicio y autoridad, en ventajas personales de todo tipo.
Los hombres que pertenecen a este grupo son sometidos a un tratamiento perverso que consiste en vaciarlos de su propia identidad y voluntad, transformándolos así en instrumentos sin discernimiento e independencia, para la búsqueda desenfrenada de posiciones de poder, de ventajas sociales, económicas y de cualquier otro tipo. Este grupo, que transforma todo en ventajas para sí mismo, no tiene un jefe verdadero y propio, no tiene constituciones internas, y aún así se mueve y obra en perfecta sintonía y contemporáneamente en todo el mundo. La acción de cada uno de los individuos y las ventajas adquiridas por cada uno contribuyen a reforzar y a sancionar ulteriormente en el grupo, el derecho a la propia ventaja total a detrimento y por encima de toda ley, justicia, equidad, bienestar común.
Jesús encuentra frecuentemente a estos tercos e insidiosos individuos que pertenecen al grupo de las ventajas, pero que nunca logra tener algo que ver directamente con ellos, con su inteligencia y personalidad, porque colisiona irremediablemente con principios fundamentales indiscutibles por los cuales éstos son completamente dominados bajo la forma de dogmas intocables, slogans, lemas, convenciones políticas y religiosas preestablecidas y convalidadas a priori. A las mentes de los hombres, que se ejercen en el grupo de las ventajas, las visita siempre menos la inteligencia, son alérgicas al sentido común, a la sapiencia, y avanzan por cortocircuitos mentales y psíquicos. Jesús mismo los define más de una vez como insensatos, ciegos, duros de entendimiento (Mateo 19,8; 23,17; Luca 11,40; 24,25), porque se vuelven inteligencias regaladas al Enemigo, inteligencias vaciadas, fáciles al dominio del grupo y a la mira de las ventajas personales. La demencia y el anulamiento de la personalidad necesitan del grupo, son posibles sólo en el grupo, es más, son reglas fijas e inviolables del grupo. Es la fuerza obscena y loca del grupo de las ventajas que a un cierto punto entrega a Jesús en las manos feroces y violentas de los malvados, manos que se ensucian de sangre del inocente, para procurarle sufrimiento inaudito. El grupo tiene a menudo necesidad de los malvados, de la mano violenta de los ejércitos, para lograr sus propios objetivos. Pero hay una diferencia: los malvados, los violentos, de vez en cuando descansan, se conceden pausas embriagados de sangre y de gritos; no es así con los del grupo de las ventajas, ellos no conocen descanso, no se conceden pausas.
Jesús, a lo largo de su camino, ha encontrado hombres y mujeres infelices, pecadores, agresivos, malvados, y con su gracia, con su mansedumbre, con su paciencia y sapiencia, con su dulzura y misericordia ha logrado, más de una vez donarles, el cambio, la metànoia, la felicidad, la verdadera ventaja de una vida en la paz y en la luz del alma. Nunca lo ha logrado con el grupo de las ventajas, el grupo de las ventajas no se puede apaciguar, no se puede llevar a la parte de la sapiencia, de la luz, de la misericordia. El grupo de las ventajas sabe reconocer al instante quién le puede dar ventaja o no y no tiene dudas, no tiene inseguridades y no hace errores. El grupo de las ventajas sabe que Jesús, así como es, no da ninguna ventaja, es más es peligroso para el mismo grupo. Eventualmente un día, modificado como se debe, también Jesús podría ser útil, pero por ahora no. Delante de Jesús, el grupo de las ventajas se queda a veces desorientado por un instante, en alguna ocasión hasta callado, pero nunca desplazado, desconcentrado.
El grupo de las ventajas pero, no puede asegurarse una ventaja particular y definitiva.
Para darnos nuevamente la luz de la vida, la salvación del alma, la sapiencia del corazón, Jesús ha tenido que luchar mucho con el grupo de las ventajas, y de ellos ha recibido sólo sufrimiento, humillación y ha pagado después con la muerte, pero nada ni nadie ha sido capaz de arrancarle su alma y su ser de sí mismo. El grupo de las ventajas, desde los días de la tentación de Eva, se ha expandido gratuita y fácilmente por todas partes, logrando pero sólo vender la propia alma y ser un simulacro de sí.¿Qué ventaja tiene un hombre que gana el mundo entero, pero pierde o arruina a sí mismo? (versículo 25, traducción literal del texto griego).