En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 17 Agosto 2021

Vigésima semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Mateo 19,23-30

Riqueza

Por reino de los cielos, en el evangelio, se entiende, tanto el reino del más allá, el lugar celestial para vivir en la luz, la vida eterna después de esta vida terrenal, como aquel modo certero, aquella cierta manera en la cual Dios se mueve, piensa, proyecta, obra, ama y que Jesús nos enseña en el evangelio. El reino de los cielos es, según el contexto, tanto el paraíso, como el modo de vivir en esta tierra que Jesús nos propone a través de sus procedimientos. Manera de vivir que está en total antítesis con la manera de vivir y concebir la vida según el mundo. En este contexto, Jesús afirma, sin medias palabras, que la riqueza está contra el reino de Dios, en las dos acepciones. La riqueza impide realizar en esta tierra la manera de vivir propuesta por el evangelio, y cierra las puertas del cielo. Pero, ¿cómo pueden la riqueza, el dinero, los bienes tener este poder tan grande que hace añicos la vía terrenal del evangelio y la vía celestial hacia el paraíso?
El dinero no tiene este poder, no puede tener este poder, porque el dinero no tiene poder, y este es el verdadero problema, este es el engaño gigantesco del dinero. El dinero no tiene en sí ningún poder, el poder se lo hemos dado nosotros y somos nosotros que continuamos a dárselo. Hemos dado al dinero, y como consecuencia a la riqueza, un poder que en realidad no tiene, y esto es ilógico, insipiente, tonto, peligroso, absurdo y fuente de autodestrucción. Este proceso es un acto de necia idolatría, que tiene como primera consecuencia cebar el inevitable y total condicionamiento de la mente humana, para quitar, gradualmente, poder e importancia a las realidades que poder e importancia las tienen realmente, para sustituirlas con simulacros virtuales de realidades no reales, efímeras y sin energía. Una vez iniciado, este perverso mecanismo llega al punto del no regreso, al momento en el cual, de manera del todo paranoica y esquizofrénica, en nombre del mercado y de los intereses, el dinero se autoreferencia autónomamente, por encima de la dignidad humana, de la naturaleza, de la vida misma. Cuando, por perseguir al dinero, se pierde la energía de la salud, ¿Quién nos la devuelve? Cuando, por perseguir al dinero, se desvanecen los afectos y se separan los amores, ¿Con qué se les dará energía, fuerza y unidad? Cuando, por perseguir al dinero, se abusa de las energías de la tierra, se contaminan aire y agua, océanos y bosques, ¿con qué se podrá restablecer la armonía? ¿Con el dinero? Pero el dinero no tiene energía para hacerlo. Dar poder a aquello que no lo tiene vuelve, con el tiempo, desconocido y ajeno aquello que tiene realmente poder, Dios, por ejemplo, que a través de este proceso es anulado como una fábula para niños o como la proyección de mentes débiles. De esta manera hemos alejado de nosotros a Dios y a las realidades celestiales, nos hemos separado de nosotros mismos y de la creación. Pero el problema más grande en todo este proceso es que, en caso de peligro, los hombres, que de esta manera se han confiado en una realidad sin poder, están convencidos que riqueza y dinero podrán ayudarlos y salvarlos. Pero esto no podrá suceder. Y ellos no podrán ni siquiera invocar el nombre de Aquel que todo puede, porque la idolatría habrá relegado a Dios al rango de una antigua mentira, de una ilusión, tratándolo como un enemigo. El éxito de este proceso se alcanza cuando la gente está convencida que sin dinero no puede vivir. En realidad se podrá iniciar a vivir nuevamente la vida verdadera sólo cuando el dinero no tendrá más todo este poder y no servirá más para nada.
¿Qué queda de la política sin dinero? ¿de la medicina, de la cultura, de los sistemas sociales, de los poderes fuertes, de los ejércitos de hoy en día? Nada, no queda nada. He aquí porque Jesús afirma: Muchos de los primeros serán últimos y muchos de los últimos serán primeros. Muchos de los que se consideran los primeros de la tierra en nombre del dinero y de su poder, cuando el dinero ya no tendrá poder ¿qué serán?, ¿quiénes serán ellos ante Dios y ante los hombres? Como todas las formas de idolatría que están al origen de todos los males de la tierra, el fin del poder del dinero será decretado dentro de poco, porque el dinero está decretando el fin de la humanidad.