En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Domingo 26 Septiembre 2021

Vigésimosexto domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Palabra del día
Evangelio de Marcos 9,38-43.45.47-48

Escándalo

Realidad inequívoca, nítida, clara, precisa, evidente, indudable, indiscutible, incontestable. Realidad cierta, incontrastable. Si no fuera un dato experiencial de los discípulos, no estarían allí hablando de eso como si fuera un problema, un escándalo. La realidad es que alguien está expulsando los demonios y cumpliendo milagros en nombre de Jesús y la cosa funciona, pero este alguien no es de su comunidad. Esta es la realidad. Por cierto, inesperada, no del todo comprensible, imprevista, no catalogable, probablemente no agradable para los apóstoles, pero esta es la realidad: alguien en nombre y con la fuerza de Jesús está expulsando los demonios y cumpliendo milagros aun si no es de su comunidad. Y funciona.
La mente no está preparada para esta novedad, no está preparada para concebir lo no previsto, lo no ya concebido, lo no conocido aun si es perfectamente real y presente. Entonces la mente se irrita, se enoja porque ya no tiene el control de la situación. Un control de la situación que la mente no ha tenido nunca realmente ni por un instante, pero que se ha convencido tener. Entonces la mente aumenta el ángulo del compás, la mentalidad se empecina, el sistema de pensamiento se hace estúpido y patéticamente embarazoso para las capacidades cerebrales de las cuales, de todas maneras, a pesar suyo, está dotada. Entonces también el corazón se esclerotiza, el espíritu se vuelve ciego y mudo, los estados emocionales, severamente opresivos y dolorosos.
La realidad es evidente, los demonios son expulsados, el resultado es divino, la proveniencia de esta fuerza es divina y este desconocido no puede realizar lo que realiza, si la mano del Señor no está con él. Es obvio, evidente, claro, sencillo, bellísimo.
Este desconocido que actúa con la mano del Señor debería ser motivo de gratitud inmensa, de alegría, de fiesta, de alabanza, comunión y compartición. ¿Puede jamás alguien expulsar los demonios sin la fuerza del Espíritu Santo y la potencia del nombre de Jesús?
Sin embargo, nada, la mente no acepta el dato empírico, rechaza su existencia misma y se opone: y tratamos de impedírselo. No aceptar la realidad, lleva siempre a un único resultado, la condena, el conflicto, la separación, la guerra.
Los discípulos para defender el nombre de Jesús han usado violencia y separación hacia este discípulo desconocido, como los ancianos del pueblo y los escribas usarán violencia y oposición hacia Jesús para defender el nombre de Dios. El cristianismo prácticamente no ha nacido todavía y los discípulos ya están en guerra con quien no pertenece al círculo.
Este es el reino de Satanás, no es el reino de Dios. Guerra y separación al interior, discutiendo y polemizando acerca de quién es el más grande entre ellos, guerra y separación con el exterior, prohibiendo a este hijo de Dios, que puede haber recibido en don la potencia de expulsar a los demonios sólo por parte de Dios mismo, de hacer lo que el Espíritu le estaba inspirando. Guerra con los hombres, guerra con el Espíritu Santo, guerra, siempre guerra y oposición para enfrentar cualquier problema.
La prueba física que el adiestramiento de nuestra mente es del todo engañoso es el hecho que tan frecuente y fácilmente nuestro sistema mental se escandaliza de la realidad y de la verdad y goza de la mentira y de lo falso, se escandaliza del presente que existe y lo rechaza, y se zambulle y nada con amplias braceadas en el pasado y en el futuro que no existen. Se escandaliza de la belleza y de la perfección profunda de la vida y honra las mezquindades de lo efímero de las convicciones humanas. Desprecia y no toma en cuenta para nada la verdad de la Palabra de Dios y escucha con interés y pasión el diluvio de las opiniones humanas bajo forma de información, horóscopos, literatura, adivinaciones y modas de todo tipo. El único verdadero escándalo es que la mente se ha permitido decir al mundo lo que es justo y lo que es equivocado, lo que es vital y lo que es mortal, y se permite cambiar esta referencia a su gusto, según los intereses del poder, de la economía vigente, de los compromisos. El escándalo es enseñar desde pequeños a los pequeños que lo que según Dios es mortal e injusto, para nuestra cultura es honorable, ventajoso, sano. Es enseñar que lo que según Dios es santo, maravilloso y vital, para nuestra cultura es deshonorable, ridículo e insensato. Este es el escándalo. Esta es la viñeta perversa en la cual estamos dibujándonos la vida. Según las palabras de Jesús sería preferible que quien cumple este escándalo de manera deliberada y consciente aprendiera a nadar bien, muy, muy bien, si quiere sobrevivir a la piedra del molino y al mar.
Jesús está más allá de los credo, de la teología, de las morales, de las religiones. Jesús es el Señor universal, es el Dios con nosotros, no se puede cerrar, estrechar, controlar. No se puede someter al Santo Paráclito dentro de nuestras convicciones y conocimientos. No se pueden encauzar Jesús y la potencia de su nombre. La mente quisiera tener bajo control incluso a Dios, a sus acciones, a sus elecciones, manejar la ficha de viajes del peregrinar del Espíritu, crear un protocolo de la capacidad creativa y curativa de la Palabra de Jesús. La arrogancia de la mente humana llega a considerarse capaz, más bien en deber de inventar y decidir lo que es justo y equivocado, de registrar y corregir la naturaleza, la creación, Dios, la vida.
Una cosa es cierta. Como Jesús, después de toda la oposición y la separación del hombre con respecto a él, el día de la resurrección ha salido de la tumba de la violencia y de la muerte en total tranquilidad y absolutamente imperturbable, tan absolutamente imperturbable y en silencio se irá de las comunidades cristianas y de cualquiera comunidad que, viviendo en su nombre, sin amor para la realidad, busca encerrarlo y engatusarlo dentro de la estupidez y de la arrogancia de las convicciones y de los prejuicios humanos. Se irá imperturbable a viajar en otros corazones y a brillar en otros ojos.