En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 1 Octubre 2021

Vigésima sexta semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 10,13-16

Antes

Puedes apagar un fuego de un soplido de los labios cuando es una llama en la cerilla, pero no cuando es una selva en llamas. Puedes detener un curso de agua cuando es un arroyuelo, pero no cuando es un río en crecida. Puedes detener una bola de nieve, pero no una avalancha. Puedes detener una pequeña ola, pero no un tsunami. Cafarnaúm, puedes detener el brazo de Dios antes de que te arroje a los abismos del infierno, no después. Humanidad, puedes detener el brazo de Dios antes de que extienda la potencia de su brazo, antes de que disperse a los soberbios en el plano de su corazón, antes de que derribe a los poderosos de sus tronos, antes de que despida de sí a los ricos con las manos vacías, porque eso, cuando ocurra, no será pan comido. Humanidad, no debes cambiar, mejorar, convertirte por miedo, ¡faltaría más!, pero no olvides que a la vida debes una cosa, por lo menos una: el respeto. Humanidad no desprecies al hombre, no desprecies la ayuda del Evangelio, no desprecies las voces que Jesús ha enviado sobre la tierra para despertarte. Quien desprecie aquel que Jesús ha enviado para despertarte, desprecia a Jesús, quien desprecie a Jesús desprecia a Dios Padre y a Dios Espíritu. Humanidad, no cambies, no mejores, no te conviertas por miedo, el Señor no te obliga a hacerlo, pero la cuerda que estás tirando alrededor del cuello de los pobres, de las personas sin hogar, de aquellas sin comida, de aquellas sin agua, de aquellas sin dignidad, de aquellas sin voz es la misma cuerda que estás apretando alrededor de tu cuello, y sólo se puede detener antes de que esté tendida y de que el nudo empiece a apretar. Humanidad no cambies a la fuerza, cambia por amor y en nombre del amor, pero piensa aunque sea por sólo un instante que la soberbia y la arrogancia de tu corazón de piedra, que has utilizado tan violenta y estúpidamente contra la vida y contra la naturaleza, no te serán detenidas por Dios sino por las potencias del cosmos mismo.
Acuérdate, humanidad, no será Dios que te dirá “¡basta ya!”, él ya ha hablado. De ahora en adelante será el sol que hablará, serán las estrellas, los planetas, las potencias de la naturaleza y de la tierra. Serán ellos que gritarán su “¡basta!” a tu arrogante y soberbia insipiencia y vanidad.