En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 14 Octubre 2021

Vigésima octava semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 11,47-54

Gnòsis

¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, porque se habéis apoderado de la llave del conocimiento! No habéis entrado vosotros, y a los que quieren entrar, se lo impedís, literalmente: ay de vosotros doctores de la Ley que habéis apoderado [griego: àirola llave del conocimiento [griego: klèida tès gnòseos]: vosotros no entrasteis y a los entrantes les impedisteis [griego: kolùo]. Una cosa es cierta: los doctores de la ley, los teólogos de la Toràh, los exponentes más religiosos y observantes de la Ley, los rabinos, entonces los maestros que estudiaban y enseñaban las Sagradas Escrituras, no han entrado en el conocimiento, no han conocido y no conocen la sabiduría, no han partecipado de su gracia ni gozado intelectualmente de su luz ni han honrado su belleza divina. Entonces, de parte de ésos, por toda la historia y por siempre, no existirán nunca el conocimiento y la sabiduría como han sido reveladas en el capítulo 6 de Sabiduría, conocimiento y sabiduría que tenían que ofrecer a la humanidad, para que fuesen el fundamento intelectual y e cardíaco para construir el vivir, las ciudades, la economía, el bienestar, la evolución, el progreso del hombre como Dios deseaba.  
Un día Pedro recibe de Jesús las llaves, las llaves del Reino de lo Cielos, con la tarea de utilizar estas llaves para abrir a toda la humanidad las puertas de una vida maravillosa, serena, sana ya sobre esta tierra, para predisponer a todos los hombres al encuentro con la vida sin fin en los cielos. También los doctores de la ley tenían esta misma tarea y, en vez de ofrecerla al mundo, la han cogido, han cogido, han raptado, sustraído la llave del conocimiento: ellos no la han usado y han impedido a todos los demás que la utilizaran. El verbo, con el que en el texto griego está expresado el “apoderar”, el “llevar consigo” de parte de los doctores de la Ley, es àiro, “quito, quito del medio, elimino, destruyo; levanto, llevo arriba, engancho, tengo suspendido, levanto; cojo, apodero, mato; me hago cargo, me achaco, emprendo”. La etimología acadia ba’aru indica coger en el anzuelo, apretar al lazo. Klèida tès gnòseos o “llave del conocimiento” es una expresión muy particular, pero ¿qué significa? ¿Qué significa llave de la gnòsisGnòsises el conocimiento; implica un actividad intuitiva además de intelectiva, ya que es la comprensión, es la inteligencia aplicada al logro de la verdad. La gnòsis, en el sentido bíblico, es un conocimiento penetrativo, eficaz, es entrar en unidad con una realidad, entrar adentro para tomar parte de eso.
Conducir a la gnosi significa libertar al hombre del más poderoso y gigantesco de los cabestros que está estrangulando la mente y la vida del hombre: la ignorancia. Despertar la gnosi significa emencipar al hombre de su miedo y de la confusión, de la esclavitud del no percibir por si mismo vital y mortal. El conocimiento que no conduce a la liberación social y junto a la liberación de lo que es la enfermedad y de lo que es la muerte no es conocimiento. La gnosi que no genera felicidad no es gnosi, no es sabiduría que viene de Dios. ¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, porque se habéis apoderado de la llave del conocimiento! No habéis entrado vosotros, y a los que quieren entrar, se lo impedís¡Ay de vosotros!, dice Jesús a esta gente, porque esta gente ha metido gravemente en los líos a la humanidad, porque por milenios ha arrancado de las manos y del corazón de los pueblos las llaves del conocimiento, que son las llaves que abren las puertas de la felicidad y de la paz. Esta gente ha sustarído y escondido las llaves de la felicidad al mundo como si fueran un bien personal que ellos han usado para su propio y exclusivo poder y completamente negado a la humanidad. La gnosi tiene a su enemigo en la ignorancia espiritual y la ignorancia espiritual no se supera con los conocimientos y las informaciones académicas y teológicas ni mucho menos con el continuo vocerío de las argumentaciones en comparación, sino sólo y exclusivamente en el contacto amoroso con Dios e intendando poner en práctica los procedimientos evangélicos. Nada más que el silencio túrgido de amor ante de Dios abre a la visión de la realidad y supera la ignorancia del espíritu y de la mente.