En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Miércoles 12 Enero 2022

Primera semana del Tiempo ordinario

Palabra del día
Evangelio de Marcos 1,29-39

Aprisionados

La suegra, en griego hè pentherà. Es un término que tiene que ver con los significados de “llorar”, “estar de luto” así como con “dolor, infelicidad, pena”: el verbo de referencia es efectivamente penthèo, “estoy afligido, estoy de luto”. Padu, la raíz acadia de este término, indica “atar, cerrar, aprisionar”. La suegra, la encarceladora. La suegra de Pedro, encarcelada encarceladora febricitante, es un símbolo perfecto de como la humanidad está viviendo su experiencia terrenal. Es una humanidad aprisionada en el engaño satánico y es conjuntamente encarceladora febricitante de otros hombres en el adiestramiento esclavizante del sistema. Es una humanidad enferma de miedo, continuamente de luto a causa de violencias inauditas e innumerables, oprimida por los poderes fuertes, sin fuerza para reaccionar, sin guías para despertarse, con dentro el fuego de la fiebre de la posesión y de la ambición. Es una humanidad aprisionada que no es capaz de librarse por su cuenta y que no logra hacer más que aprisionar a su vez. Humanidad envenenada de ignorancia y rabia, rencores y conflictos, enferma en la mente, postrada en el espíritu, herida en el cuerpo, humanidad que ninguno de los imperios, de los gobiernos, de los potentes de la tierra, de las jerarquías religiosas de la historia se ha demostrado capaz y competente de sanar y librar. Es la misma humanidad que a la puesta del sol, como ciudad entera, afluye toda adelante de la puerta de la casa donde está Jesús, porque ha experimentado sobre la piel que él puede, él puede sanar dentro y fuera, él puede librar de la reclusión y del miedo. Llegará el tiempo en el cual la ciudad entera ya no se reunirá frente a las puertas del templo religioso, porque la jerarquía que lo representa se ha demostrado ineficaz en librar a la humanidad de su prisión y de su enfermedad. Llegará el tiempo en el cual la ciudad entera ya no se reunirá frente a las puertas del templo de los imperios, porque el poder político que ellos representan se ha demostrado ineficaz en librar a la humanidad de su prisión y de su enfermedad. Llegará el tiempo en el cual la ciudad entera ya no se reunirá frente a las puertas del templo económico, porque el poder del dinero que esto representa se ha demostrado ineficaz en librar a la humanidad de su prisión y de su enfermedad. Llegará el tiempo en el cual la ciudad entera ya no se reunirá frente a las puertas del templo de la ciencia, porque la cultura y los conocimientos que representa se han demostrado ineficaces en librar a la humanidad de su prisión y de su enfermedad. Llegará el tiempo en el cual la ciudad entera se reunirá frente a las puertas de la casa de la suegra de Pedro donde Jesús se ha detenido, el tiempo en el cual la ciudad entera se reunirá dondequiera y en todas partes que Jesús se habrá detenido, y podrá ser encontrado, porque sólo Jesús, y nadie más, tiene el poder real y magnifico de librar a la humanidad de la prisión en la cual Satanás la ha encerrado con el engaño. Solo Jesús puede proporcionar a la humanidad el conocimiento y los procedimientos útiles para despertarse y vivir una nueva evolución en la paz y en la compartición, fuera de prisiones y de encarcelamientos. Jesús puede sanar el cuerpo del hombre porqué es capaz de sanar al hombre desde adentro. Jesús puede librar de la prisión existencial porque es capaz de librar el hombre de la prisión interior que es pensar de haber nacido para ser servidos y no para servir. Este es el terrible y venenoso malentendido que recluye al hombre en el engaño de Satanás. El hombre no ha entendido aún que está aquí en esta tierra para desempeñar una tarea, no para recluir a sí mismo y aprisionar a los demás, aprovechando de las propias capacidades. El hombre está aquí para servir la belleza y la armonía, no para destruirlas o corromperlas, está aquí para compartir las riquezas y los recursos de la tierra para el bien de todos, no para saquearlas y poseerlas.
También para la suegra de Pedro la cura que Jesús le ha donado ha coincidido inmediatamente con el volver a servir la vida y los hermanos con corazón nuevo y renovado. No es posible, no tiene sentido ninguna cura y liberación de la reclusión, si no se vive como una nueva y maravillosa oportunidad para aprender a servir la vida, Dios y el amor con todo en el corazón.