En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 24 Junio 2022

Sagradísimo Corazón de Jesús – Ciclo C

Palabra del día
Evangelio de Lucas 15,3-7

Sobre los hombros

La cuenta de las ovejas se hace cuando atardece, al final del día, cuando las ovejas entran en el corral. Esta tarde las cuentas no salen. Falta una. El pastor deja todo, y parte en busca de la oveja que no está y la encuentra, porque el pastor sabe exactamente donde buscarla. ¿Quién es la oveja perdida que el pastor busca con tanto empeño y pasión? ¿Qué tiene de tan precioso esta oveja perdida, que hace cumplir al pastor una cosa tan ilógica cuanto desventajosa, es decir dejar a 99 ovejas para buscar una? ¿Por qué el pastor emprende tan urgentemente su búsqueda? El texto griego, en realidad, no define la oveja que falta como extraviada o perdida, sino como anulada-destruida-exterminada. El verbo que describe la una, aquella perdida, es el verbo apòllymi, “destruyo, extermino, mando en perdición, arruino; reduzco a lo nada, consumo, aniquilo”. No se trata simplemente de morir, perecer, perderse, extraviarse sino, más literalmente, de desaparecer en lo nada, ser vueltos vanos, anulados, exterminados, destruidos. El pastor no anda en búsqueda de la una, porque se ha perdido y extraviado, sino porque aquella oveja, lejana del pastor, es una oveja anulada-destruida-exterminada. El hombre, que se aleja de Dios, no es sólo un hombre perdido y extraviado, sino es un hombre anulado-destruido-exterminado, y esto el Pastor lo sabe, lo sabe muy bien. La humanidad que se aleja de Dios no es sólo una humanidad extraviada y despistada, sino una humanidad anulada-destruida-exterminada, pronta sólo a volverse esclava de los poderes fuertes del mundo, víctima de las fauces de los verdugos, carne de cañón para los señores de la guerra, alimento para el estómago del Maligno.
He aquí porque el Pastor emprende con toda su fuerza, con toda su pasión, con todo su amor las acciones para salvar y sanar su ovejita.
Antes que nada, sigue su oveja, el verbo griego es porèuomai, “voy, me llevo de un lugar a otro, recorro, voy hacia, camino, marcho, procedo, atravieso”. Indica el viajar, el ir por el propio camino; implica el desplazamiento en lugares diferentes a través de largas distancias. El Pastor sigue su oveja y sabe donde encontrarla, porque lejos del Pastor hay un sólo lugar donde las ovejas pueden precipitar, el abismo de Satanás. Es en el abismo de Satanás que las ovejas son anuladas-destruidas-exterminadas.
El Pastor encuentra siempre sus ovejas. El verbo griego es eurìsko -  de la raíz indoeuropea ueur, “encontrar” – significa “encuentro, hallo, obtengo, consigo, encuentro”. Indica el hallazgo después de una larga búsqueda, y lo que se encuentra después de un desplazamiento, es obtener lo que ya nos pertenecía. El Pastor no deja nunca de seguir a sus ovejas, nunca, y siempre las encuentra porque desde siempre le pertenecen. Una vez encontrada su oveja, el Pastor la carga sobre sus hombros, en griego epitìthemitòusosmòus. El verbo epitìthemi es formado por epì, “arriba, sobre”, unido a  tìthemi, “coloco, establezco, consagro, ofrezco, hago, doy, pongo al seguro, deposito, dispongo, fijo, indico, rindo”. Indica el establecer, el poner, el fijar. El Pastor se carga sobre los hombros la oveja encontrada, porque, para la oveja, no hay lugar más seguro en toda la creación que los hombros del Pastor.
Cuando el Pastor tiene su oveja sobre sus hombros, tiene su oveja perfectamente al seguro sobre sus hombros, entonces se llena de júbilo y se alegra. Todas estas acciones, emprendidas por el Pastor se cumplen en la alegría, alegría expresada con el verbo chàiro, “me alegro, me regocijo, estoy honrado de grande alegría, me complazco, gozo”, del tema chàire, “alegría, honra”, chàire indica la alegría perfecta, el alborozo pleno, el placer máximo, la paz profunda de todo bienestar. El Pastor no anda en búsqueda de sus ovejas anuladas-destruidas-exterminadas por deber, obligación, responsabilidad, sino por amor de la alegría, para la alegría del amor. El Pastor se llena de alegría por la alegría de sus hijos. El cielo mismo se llena de alegría en nombre de la alegría de quien se deja hallar y reconducir a casa sobre los hombros del Pastor. Dice el texto: habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Es en nombre de la alegría que el Pastor cumple todo lo que cumple para sus ovejas, una alegría que debe absolutamente resplandecer, ser compartida y multiplicada dondequiera, he aquí porque el Pastor vuelve a casa y comparte la alegría con amigos y vecinos: alegrénse conmigo. El verbo griego es sugchàiro, formado por syg/syn, “con, junto”, unido al verbo chàiro.
Pero, ¿ el Pastor puede cargarse sobre los hombros una oveja que no quiere ser encontrada, sanada y salvada? Absolutamente no. Satanás actúa a pesar de la libertad del hombre, pero el Pastor supremo respeta la libertad del hombre y no puede ni siquiera salvar un hombre, si aquel hombre no lo quiere y no lo desea. ¿Y entonces? ¿A cuál condición el Pastor puede cargarse sobre los hombros su hijo, el hombre, en el total respeto de su dignidad y de su libertad? La condición intelectual y espiritual del hombre, que hace posible la intervención salvadora del Pastor, se expresa en griego con el término metanoèo, que significa “cambio mente, mudo de opinión, mudo de pensamiento, mentalidad” – donde el verbo noèo significa “percibo, entiendo, comprendo, capto” (denominativo de nòus, “mente, comprensión, inteligencia, manera de sentir, de entender, de juzgar, intención, deseo, finalidad), y metà indica “inversamente”.
El hombre que decide, o por lo menos desea con todo el corazón cambiar el propio diálogo interior, inclinado a la envidia, a la vanidad, a la avidez, y sustituirlo con la gratitud, la humildad, el don de sí mismo, está listo a ser llevado en los hombros del Pastor. El hombre que decide o por lo menos desea con todo el corazón sustituir el propio diálogo interior, inclinado al dominio, al poseer, a mandonear, a la supremacía, con la compasión, la misericordia, el perdón, está listo a ser llevado sobre los hombros por el Pastor.
Si la humanidad no desea con todo su corazón la metànoia , la inversión de la propia manera de pensar, no puede salir del abismo, del barranco en el cual, instante tras instante, el Maligno la está anulando-destruyendo-exterminando.