En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Domingo 13 Noviembre 2022

Trigésimotercer domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo C

Palabra del día
Evangelio de Lucas 21,5-19

Tiempo para las rodillas

Del libro del profeta Malaquias.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados (Malaquias 3, 19-20).
No te quiero perder paraíso terrestre, no obstante todas las heridas que te hemos procurado, no te quiero perder magnífico paraíso que eres, madre tierra mía. Tu también, cielo estrellado, no te quiero perder, no quiero perder tu luz y tu misterio. No quiero perder, montañas y glaciares, vuestra amistad, ni vuestro increíble ojo travieso, pájaros del cielo. No quiero perder vuestra sonrisa gente de cada día y de cada ángulo del mundo.
Ten paciencia tierra y aguarda cielo, estas pequeñas hormiguitas de hombres no saben lo que hacen. No saben qué les espera, ni que cosa se están ocasionando con tanto afán y determinación. Ten paciencia Tierra, ten paciencia Cielo, no saben lo que hacen, están engañados y son perezosos.
Ten paciencia aun un poco, Señor, retén aun por un poco hacia ti aquel día. El día abrasador como un horno en el cual todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá [...] hasta no dejarles raíz ni rama (Malaquias 3,19).
Retén tu brazo, retén tus ángeles que esperan la disposición y la orden de liberar en el cielo y en la tierra el peso terrible de las consecuencias de nuestras elecciones.
De rodillas y con amor reconocemos tu autoridad encima de todo y encima de todos, Señor.
A quienquiera haya quedado un hilo de verdadera humildad, un hilo de verdadera fe, sea dado aun tiempo para ponerse de rodillas cada noche para reconocer y pedir perdón por cuanto nos hemos alejado de la Luz.
Venga tu justicia, Señor, como el sol surja de la ceniza de nuestra arrogancia violenta. Trae tu curación, sana nuestras heridas, seca toda lágrima con el sol de tu presencia. Sueltanos de las cadenas de la esclavitud en la cual hemos caído, vuelve a donarnos la libertad de hijos. Brincos de alegría sean nuestros pasos, gratitud infinita nuestros cantos. 
Danos tiempo aun, Señor, tiempo para las rodillas, tiempo para estar de rodillas para pedir perdón y para pedir conversión del corazón. 
En nombre de tu nombre, en nombre de tu creación, en nombre de tus pequeños hijos que te aman y te siguen, retén aun hacia ti aquel día de fuego, Señor, Dios del Universo, pero, como siempre y como debe ser, no nuestra voluntad sea hecha, sino Tu voluntad se cumpla.