En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 2 Marzo 2023

Primer domingo de Cuaresma

Palabra del día
Evangelio de Mateo 7,7-12

Gravedad

No es la insistencia de las palabras que hace poderosa la oración, al contrario la vuelve un desperdicio inútil y tonto, Dios sabe exactamente lo que necesitamos. Es la profundidad, la envergadura, el poder del deseo que hace la oración potente, hace posible cada cosa y desarrolla la energía de amor.
La fuerza del deseo es la fuerza más grande que exista y que alguna vez haya sido donada por Dios para alcanzar a Dios mismo. Aprender a desear, aprender qué desear, cómo desear se revelará con el tiempo la más grande fuerza de gravedad espiritual del universo.
Es nuestro deseo que atrae el dónde, el cómo, el cuánto, el cuándo vivimos. La fuerza de gravedad terrestre no es nada en proporción a la fuerza del deseo. Jesús repite cada vez que puede: Todo es posible para el que cree (Marcos 9,23); ¡Que se cumpla tu deseo! (Mateo 15,28) tu fe-deseo te ha salvado (Luca 17,19). En este pasaje lo que Jesús nos revela es particularmente claro e incluso sugestivo, fácil de recordar y de conservar en el corazón y en la mente.
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
La fuerza de gravedad del deseo funciona siempre, también con los deseos malvados, pero hemos de saber que, si nuestro deseo es malvado, será sostenido en su realización por el poder del Maligno y no de Dios. Si queremos que nuestros deseos de bien se realicen con el poder de Dios, es necesario que sean deseos de perdón, de amor, que sean deseados en el amor y en la paz en cuanto más nos es posible. Es por esto que Jesús nos recuerda: Todos los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. El corazón mismo de las Beatitudes se revela ser el deseo por excelencia, la suma de todas las potencialidades y de todos los bienes posibles. Jesús en Mateo 5,6 afirma: Felices los que tienen hambre y sed de justicia, es decir, beatos aquellos que desean ardientemente los deseos de Dios.