En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 13 Marzo 2023

Tercera semana de Cuaresma

Palabra del día
Evangelio de Lucas 4,24-30

Campo de todos 

Las rocas, la piedra, los cantos no absorben agua y sin embargo, cuando llueve, llueve también sobre ellos. La lluvia, cuando cae, no cae diferenciada según la posible receptividad del terreno. La lluvia cae sobre la roca impermeable y, si no es acogida, no se detiene, no desiste y no se pierde: el agua se desliza, va más allá, de piedra en piedra, de lugar en lugar hasta que encuentra el terreno acogedor y disponible y allí dona vida y novedad, fuerza y energía.
Así es para la Palabra de Jesús, que él dona a todos sus hijos en el tiempo y en la historia, como la lluvia que, sin distinción, cae y riega todo lugar y siempre. El evangelio, más que un texto de espiritualidad de fundamento de sistemas religiosos y rituales, es el libro de las instrucciones para el uso, para vivir en el corazón y en la mente en unidad con Dios, en la paz y en el bienestar con los hombres y la creación. Las palabras de Jesús son verdaderos y reales procedimientos de comportamiento, instrucciones sobre el funcionamiento de la vida humana y de cada vida, ellas revelan los principios y las leyes dominantes a las cuales todo obedece y de las cuales todo depende. Así el evangelio es ofrecido al hombre como una lluvia generosa y vitalizante para darle la posibilidad de aprender a construir el mundo y la vida de manera armoniosa y vital.
Inicialmente el Padre celestial ha elegido, ha paciente y delicadamente predispuesto las orejas y los corazones de una generación humana a esta lluvia maravillosa: por alguien se deberá empezar. Pero en el momento en el cual las orejas de los hombres escogidos se revelan impermeables y no disponibles a acoger la lluvia del evangelio para su evolución, mejor dicho, desde el momento en el que estos pueblos transforman la lluvia para todos en lluvia privada, arrogándose el derecho de prelación, la Palabra de Vida a su tiempo se desliza fuera. Se desliza fuera de los templos y de los palacios, de los libros y de las bibliotecas, de las iglesias y de las capas, de las instituciones y de los ritos milenarios y simplemente se va y desciende a otros lugares, más allá del terreno privado de alguien, más allá de las banderas, las insignias, los recintos. Terreno tras terreno, pueblo tras pueblo ella se desliza hasta encontrar la vía, sí, la vía, el terreno de todos. La vía es el terreno de Jesús, es el terreno donde Jesús ha encontrado a los pueblos, el campo donde él ha sembrado sus semillas de vida. Los pueblos de la calle son los nuevos pueblos del evangelio. En un pozo, en un campo privado, no puedes detenerte para beber, alguien podría preguntarte: ¿Qué haces allí? ¡Fuera de allí! Pero si la fuente está en la calle, puedes detenerte cuando quieras y como quieras, sin insignias, sin pertenencias, sin billete, de día y de noche.
Orejas abiertas y disponibles, mentes inteligentes y perceptivas, corazones apasionados y ganosos del bien y de lo bello, de la paz y del bienestar verdadero para llevar todo el fruto posible. Así ha sido, así es, así será, hasta que la lluvia caiga.