En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 16 Marzo 2023

Tercera semana de Cuaresma

Palabra del día
Evangelio de Lucas 11,14-23

El dedo de Dios

Imaginemos que un día nos regalan un carísimo programa para computadoras. El uso de este programa permite aprovechar al máximo las potencialidades de la computadora misma, aportando soluciones, un tiempo desconocidas, para afrontar nuestro particular trabajo con la máxima facilidad, sin derroches y en la manera más eficaz.
Junto con el paquete, con el programa, encontramos por suerte también el preciosísimo manual de uso. Para nuestro trabajo y para nuestra realización, todo esto es de enorme alivio y la ventaja es tal que, lo más antes posible, cargamos el programa en nuestra computadora y empezamos a aprender como funciona y como usarlo de la mejor manera, a través del estudio y de la comprensión del manual de uso.
Naturalmente la mano que ha inventado y compilado el programa es la misma que ha redactado el manual: ¿quién puede conocer mejor el programa que aquel que lo ha ideado y construido en todas sus partes?
Imaginemos simplemente que la vida, nuestra vida, toda la vida creada sea el programa que Dios nos ha donado, y el evangelio el respectivo manual de uso para que podamos aprender a utilizar el “programa vida” de la mejor manera, para lograr el máximo bienestar y felicidad en cualquier parte y para todos. El mismo dedo divino que ha creado la vida ha escrito su manual de uso. Por eso, Jesús puede decir una cosa tan poderosa pero, a la luz de la ejemplificación precedente, también prevista: El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Quien no está con el manual evangélico, está contra quien ha escrito el manual, pero está también contra la vida y su buen funcionamiento. Quien no recoge la vida, trabaja, ama, construye, piensa según el manual de cómo todo funciona, el manual evangélico, es obvio y previsto que dispersa, y verá desaparecer todas las cosas por las cuales ha luchado y fatigado.
De la misma manera, es obvio que pertenecer a Jesús y a su manual evangélico no significa pertenecer nominal, individual o colectivamente a una religión o a otra, sino vivir en el corazón el amor íntimo con Dios y, en las acciones prácticas y en las elecciones de vida, los procedimientos evangélicos, sintetizados en las Bienaventuranzas.