Perfectos 1 SAB QUAR 2

Perfectos

Literalmente está escrito seréis entonces vosotros perfectos [griego: tèleioscomo el Padre vuestro el celeste es perfecto. El adjetivo tèleios significa “llevado a cabo, que ha conseguido su propio completamiento; acabado, maduro, completo, perfecto”, de la raíz tel- de tèlos, “fin, término, perfección”; etimológicamente designa el punto de conversión en la carrera de caballos y en la aradura, es el punto de viraje al término de la pista o de un surco; es la extremidad, el momento último. Las palabras de Jesús no son una invitación, no son un consejo, una indicación sino son una revelación. Jesús no nos invita ser perfectos como el Padre nuestro celestial, Jesús nos revela que ser perfectos como el Padre nuestro celestial es el fin último de la vida, el objetivo de la existencia, el destino de cada uno de los hijos de Dios. Para conseguir esta perfección Jesús ofrece al hombre un procedimiento preciso y poderosísimo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Este procedimiento, sobrecogedor y terrible para la mente humana, es el procedimiento vital para el proceso de evolución del hombre hacia la perfección. Jesús no propone moral, buenismo, buenas maneras, sino indica amor y oración amante, también para los enemigos, para la salvación de la humanidad. El amor y la oración que Jesús propone no son actos emotivos sino estrategias de vida para alcanzar los más altos niveles de evolución y perfección en toda la vida del hombre. Según Jesús el amor no es un sentimiento, una actividad emotiva, un impulso pasional sino es una energía que se desarrolla de una elección, una elección precisa y definitiva interior del logos, del diálogo interior. Jesús no propone justificar al enemigo, someterse a las persecuciones, resignarse al mal sino contestar al enemigo y a las persecuciones con la fuerza, le energía, la potencia superiores del amor y de la oración. Jesús no propone amor y oración para nuestros enemigos como una invitación moral para moderar nuestros comportamientos violentos o desventajosos, sino propone el amor y la oración como el sistema energético más poderoso que exista para actuar la evolución humana, hasta alcanzar nuestro destino último inmortal: ser perfectos como el Padre nuestro celestial.