El jardín del Edén era un océano de luz y amor donde todos los hombres podían vivir en paz, en la belleza, en la armonía, completamente inmersos en el seno de Dios, el Padre Creador. Es en este océano de amor que Lucifer ha iniciado a pescar los hombres para ponerlos en su red. Todos los hombres que Lucifer no ha logrado pescar han quedado a vivir en el océano de Dios. A los hombres que han cedido al engaño del Maligno, y por él se han dejado pescar, el Padre Creador ha ofrecido la posibilidad de rever las propias elecciones y volver libremente en el océano del amor divino a través de una experiencia terrestre transitoria.
En el planeta Tierra el príncipe del mundo es Lucifer, y su dominio ocurre a través de toda forma de poder, imperio, soberanía, supremacía, hegemonía, principado terreno; los hombres que no aceptan humildemente dejarse repescar por Dios a la vida divina del amor y de la luz en Jesús desgraciadamente quedan en la charca del Maligno, enganchados en su red. Dios sabe como ningún otro que los hombres y las mujeres que no serán repescados por Jesús, y por todo aquello que Jesús inspira como amor, armonía, justicia, paz, conocimiento, belleza, en esta tierra desgraciadamente ya son pescados por alguien más. Jesús ha plantado su tienda entre los hombres, se ha encarnado, ha visitado la tierra para ofrecer la potencia de su conocimiento a través de los procedimientos del evangelio y la potencia del amor de su corazón. Todo esto, ¿por qué? Para repescar cada hombre y reconducirlo a Dios, para volver a llevar cada uno en el océano de luz y de paz de Dios. Por esto Jesús ha dado a la comunidad de sus discípulos la tarea de pescar los hombres, para reconducirlos en el océano del amor y de la luz de Dios. ¿Cuál tarea es más importante, en esta tierra, que aquella de repescar a Dios los hombres que se han dejado pescar con el engaño por Satanás? Pero no se puede adherir al cuidadoso mandato de Jesús de una manera cualquiera, se lo puede hacer sólo siguiendo la manera de Dios.
En el océano de amor del Edén, Satanás ha pescado a sí los hombres con la fuerza del engaño; en la experiencia del planeta Tierra, los amigos de Jesús, en nombre de Dios, pueden repescar los hombres al amor sólo y exclusivamente en nombre y con la fuerza de la libertad.
En esta tierra la manera más peligrosa de traicionar el mandato de Jesús, o sea repescar los hombres a Dios, no es aquello de renegar el mandato, sino de cumplirlo no según la manera de Dios. Según la manera de Dios no se pueden repescar hombres a Dios con el anzuelo del engaño, de la constricción, de la persuasión, a través de la obligación, de la coerción, de la represión, de la opresión, del miedo, del chantaje, de la amenaza, de la violencia.
Los pescadores de hombres que lo hacen en nombre de Dios y por cuenta de Dios lo pueden hacer sólo y exclusivamente usando el anzuelo de la inspiración. Inspirar, inspirar, inspirar la humanidad es la tarea de los discípulos de Jesús.
En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.