Tzunami 13 MAR ORD 2

Tzunami

Seismòs, de la raíz sánscrita tuesami – de donde tzunami -, “estoy trastornado, excitado, sobrecogido”, significa literalmente “sacudimiento, borrasca, terremoto, sismo”. La tormenta verdadera, la sensación que el barco se hunda entre las aguas agitadas del mar, está más en el alma y en la mente que fuera. La tormenta, como el valle oscuro y los senderos sin vía de escape, la mayoría de las veces está adentro, adentro de la mente. Lo tzunami provocado por nuestros pensamientos, por la serie tempestuosa de nuestros diálogos interiores está adentro, adentro de nosotros.
¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? Poca fe, mucho miedo. Tanta fe, poco miedo. Que somos gente de poca fe se hace evidente por el hecho que tenemos miedo, mucho miedo, miedo que se transforma en ansia, prisa, sentimientos de culpa, indiferencia, rabia, ira furibunda, conflicto, ambición, pero siempre de miedo se trata. Fe no es creer en Dios, creer que Él exista, creer es antes que nada no dudar nunca de Él, de su predilección y de su amor, no pensar nunca mal de Él, no permitir nunca a la mente, por ningún motivo, de considerarlo culpable o responsable de nuestros líos. Tener fe en Él es confiar en él, es confiar tanto en su amor que nos abandonamos en él hasta relajarnos. Sí, fe es relajarse completamente en Dios, porque él es el Señor de todo y de cada cosa, nos ama como nosotros no podríamos ni siquiera imaginar, nos tiene en brazos y nos aprieta tiernamente a su mejilla. Fe es abandonarse hasta relajarse completamente en Dios, cualquier cosa ocurra. Fe es no agitarse, la agitación añade fuerza al vigor de lo tzunami interior o exterior que sea. Fe es no sorprenderse, la sorpresa y la consternación añaden extensión a lo tzunami. Fe es no asustarse, susto e inquietud añaden profundidad y peso a lo tzunami. Fe es no crear ansia porque la ansiedad añade resistencia a lo tzunami. Es no ejercer presión, aquella presión psíquica que añade eficacia y duración a lo tzunami. Fe es no oponerse, no entrar en conflicto. Oposición y conflicto son las modalidades ciertas para hacerse envolver por las espiras mortales, para ser parte integrante de lo tzunami mismo.
Cualquier cosa te ocurra, ten fe. Mantén la fe, aumenta la fe, abandonate en Él, relájate en Él. Siempre y en cualquier ocasión, feliz o triste, amalo con todas las fuerzas y sentíte amado. Cualquier cosa ocurra no combatas, medita los hechos en tu corazón y aprende a amar más, medita y respira a fondo y por cada respiro agradece profundamente. Medita y agradece, no te rebeles, no entres en desafío con Dios, no le grites en contra, como los discípulos sobre el barco, su supuesto desinterés: ¡Sálvanos, Señor, nos hundimos! No entres en desafío, no entres en juicio con el próximo, no combatas, el único resultado seguro de toda guerra son los muertos y la sangre esparcida. Medita y agradece siempre y de todas maneras, nada nunca es por casualidad, Dios no te ha abandonado. Aun si todas las evidencias parecen decir lo contrario, Él está con vos con ternura infinita y gentileza suprema; pide perdón por las heridas que has inferido a los otros y perdona por las heridas que los otros te han producido y no dudes. Cada tzunami  es más fácil desatarlo con la sonrisa de la fe más que con el bloqueo del miedo. María Santísima en su vida terrena ha debido superar tzunami imprevistos y despiadados, y es verdadera maestra en la fe y en el abandono, en la meditación y en la loa. Corramos donde ella para aprender, a ella recurramos cuando lo tzunami llega secretamente en el corazón o gigantesco e improviso desde los cuatros vientos.