Hacerse un nombre
Si intentas aprender a amar a tu prójimo y a quien vive a tu lado, aceptándolo así como es, sin forzar nunca para cambiarlo, estás escribiendo tu nombre en los cielos eternos. Si crees que amar es poseer a las personas, intentar cambiarlas, y aprovechas toda ocasión para forzar su cambio porque las quieres diferentes a como son, estás escribiendo tu nombre en los abismos eternos. Si intentas perdonar siempre por una elección de amor definitiva y no según la ocasión y la circunstancia, estás escribiendo tu nombre en los cielos eternos. Si eliges juzgar a tus hermanos y no tener compasión por ellos, si eliges utilizar la ley de los hombres para condenarlos y vengarte de las ofensas y de los daños recibidos, moviendo energía de rabia, ira y rencor, estás escribiendo tu nombre en los abismos eternos. Si intentas ser profundamente grato a la vida y ver la mano amorosa de Dios que te acompaña con ternura indecible también entre las dificultades, los imprevistos dolorosos y la persecución, estás escribiendo tu nombre en los cielos eternos. Si tus pensamientos son de glacial ingratitud con respecto a la vida y piensas mal de Dios y de su justicia y fidelidad, considerándolo la causa de tus problemas y de tus sufrimientos, estás escribiendo tu nombre en los abismos eternos. Si deseas hacerte inteligente de la sabiduría y del conocimiento de Dios según el estilo de Dios, y haces de tu vida un instrumento para que la humanidad viva en el bienestar, en la salud, en paz, y deseas alcanzar todo esto a través de la humildad y de la coherencia intelectual, el respeto a la vida, la mansedumbre del corazón y la gratuidad, estás escribiendo tu nombre en los cielos eternos. Si deseas alcanzar el bienestar, la felicidad, la paz sólo para ti, si deseas ser más grande que los demás, hacerte potente y sabio según el estilo de los hombres que esclavizan y oprimen, y vives tu vida sólo por tus intereses, para tener gloria, reputación, éxito, prestigio, estás escribiendo tu nombre en los abismos eternos. Cada elección de tu corazón, de tu inteligencia, de tu espíritu sobre esta tierra, escribe tu nombre en los cielos eternos o en los abismos eternos, en práctica cada elección sobre esta tierra sirve para hacerse un nombre, sirve para hacerse un nombre en los cielos eternos o en los abismos eternos. Cuando después del puente de la muerte entres en la vida definitiva, en la vida sin fin, podrás entrar donde te hayas hecho un nombre, donde tu nombre sea conocido y reconocido. Donde tengas escrito tu nombre, allí te habrás hecho un nombre, y allí, en las moradas de los cielos del Padre o en el estanque de fuego preparado por Satanás y sus hijos, serás reconocido y podrás habitar para siempre.