En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 6 Julio 2021

Decimocuarta semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Mateo 9,32-38

Fatigadas y abatidas

Las multitudes, dice el texto, estaban fatigadas y abatidas, literalmente, vejadas y abandonadas. Se trata de dos participios perfectos pasivos respectivamente de los verbos skyllo, “agujereo, desgarro, hiero, destrozo; molesto, fastidio” – del tema skyl-, “expolio al enemigo matado de las armas, saquear” – y rhìpto, del tema rhipt-, “echo, arrojo, lanzo”, desde el cual el significado del verbo: “echo, arrojo, abandono echando fuera”. Las multitudes están “depredadas de toda cosa, saqueadas y echadas fuera como basura”.
Jesús siente profunda compasión por cómo la gente se ha reducido y ha sido reducida a vivir, más bien, a no vivir: depredada de cualquier inteligencia y nobleza, felicidad y seguridad, paz y armonía; depredada por el poder, por el grupo de las ventajas, por los predadores, por los reyes y por los príncipes de este mundo.
El evangelio describe detalladamente, así como traduce prácticamente, la compasión y la pasión del corazón de Jesús por la humanidad.
Primero. Recorría todas las ciudades y los pueblos.
Segundo. Enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino.
Tercero. Curando todas las enfermedades y dolencias.
Aquí están los tres pilares de la iglesia, los tres signos identificativos de los obreros de Dios: ayudan a conocer el evangelio, inspiran a los hombres a construir la vida sobre los procedimientos del evangelio, para dar vida al Reino de Dios, al reino del amor; ayudan a las personas enfermas para que sean curadas de cualquier enfermedad suya. Así está escrito. Esto hacía Jesús, esto es pedido a sus obreros.
Jesús llevaba esto a la gente cada día, todos los días, en todos los caminos que podía practicar, llevado y guiado por su propia compasión amorosa por el hombre. Esto, los obreros de Jesús deben llevar a la humanidad, por tarea divina y amor para ella.
Aquí está el don que los obreros de Jesús deben llevar a la humanidad. He aquí la tipología de obreros para pedir a Dios Padre en la oración de cada día; y es indispensable pedir muchos porque la siega del mundo, la humanidad vejada y abandonada, está sin número y es inconmensurable en cada rincón de la tierra.