En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 16 Julio 2024

Decimoquinto semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Mateo 11,20-24

Ay de tí

Literalmente: entonces se puso a reprobar las ciudades en las que había ocurrido la mayoría de sus milagros, porque no se habían cambiado-de-mente: ¡Ay [griego: ouài] a tí, Corazaín! ¡Ay de tí, Betsaida! La interjección griega ouài, “¡Ay!”, indica “dolor, aflicción, angustia, mala suerte, mal ratos”. Ouài es una transliteración del Òy hebreo, a su vez una especie de onomatopeya, un grito de dolor, terror, indignación, a menudo una amenaza, una declaración de mala suerte, una denuncia abierta contra una única persona o un entero grupo humano por causa de la miseria y de las privaciones procuradas.
¿Jesús por lo tanto ameaza las ciudades de Corazaín y Betsaida? ¿Qué han hecho de tan terrible estas ciudades para recibir palabras tan duras por parte de Jesús? Jesús no amenaza, revela. Revela que estas ciudades se están separando de la vida y que, no habiendo mudado su orientación mental y espiritual ni siquiera ante los signos y los milagros de Jesús, no podrán sobrevivir, no podrán quedar en la vida. Corazaín y Betsaida están estructuradas, se sienten y se viven como si fueran el centro del mundo, y su pensamiento está arraigado en la convinción según la cual todo el mundo deba girar alrededor de ellas. Corazaín y Betsàida no logran ver los signos de Jesús, no consiguen escuchar ni apreciar su Palabra, porque están completamente y totalmente absorbidas por la contemplación de ellas mismas. El hombre que está cristalizado dentro de la convinción según la cual todo el mundo deba girare alrededor de él, perdido como está perdido en la contemplación de sí mismo, es un hombre imóvil, rígido, lamentoso, ciego y estéril. Los imperios del poder, de la economía, de la medicina, de la cultura que, en perenne contemplación de sí mismos, se sienten el centro del mundo y viven en la convinción según la cual todo el mundo deba girar alrededor de ellos, si no se ponen seriamente y con coraje el objetivo de mudare mente, de mudar su orientación mental, asistirán siempre a la completa y total destrucción de todo lo que han edificado. El ay de Jesús direccionado a Corazaín y Betsaida no es una amenaza, es mucho, mucho más. Es mucho más que una fuerte, fuertísima advertencia, es una revelación, una revelación de una ley dominante que desde siempre regula el funcionamiento de las energías vitales en el universo. Quien vive en la contemplación de sí mismo y vive a sí mismo como si fuera el centro del mundo es un ser imóvil e inútil a la vida, y la vida se lo sacudirá de encima lo más antes posible como un peso inútil y engorroso.