En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 28 Noviembre 2022

Primera Semana de Adviento

Palabra del día
Evangelio de Mateo 8,5-11

Palabra de lejos

El centurión es hombre de guerra. No pertenece al pueblo de la promesa, sino que pertenece al pueblo de los enemigos. No es el pueblo del Abrahán, es uno que está afuera, está fuera del pueblo de Dios.
El centurión es uno que no conoce otra fe que no sea la fe requerida por el sistema militar descrito por él mismo como un sistema de subordinados. El centurión es un hombre que según órdenes superiores puede matar y, a su vez, a través de un simple comando, incluso puede mandar a sus hombres a que maten. El centurión puede mandar a que se mate una vida o a que sea paralizada en la cárcel, pero no puede hacer nada por la vida y la salud de su propio siervo, no posee comandos eficaces para liberar a su siervo de aquella parálisis dolorosa. La impotencia, la dificuldad, el dolor no despiertan, sin embargo, en el centurión - como ya muchas veces ha pasado en nuestra historia y en la historia del pueblo de la promesa - blasfemia y maldición, agresividad y arrogancia, sino la grandiosa, simple y humilde conciencia del amor y de la fe en Dios, Señor que todo lo puede. La parálisis dolorosa del siervo no paraliza el corazón del centurión en la ira arrogante o en el rencor desesperado, sino que despierta en él el deseo de pertenecer a una historia nueva que aún no conoce pero que ya vislumbra en el andar de aquellos pasos ágiles y poderosos y en la voz de aquel joven treintañero que él llama Señor, sin conocerlo.
Intuye, por la potencia del Santo Paráclito, que está naciendo una historia nueva, un nuevo pueblo que caminará en la luz de aquel maravilloso joven de los ojos encantadores que tiene comandos útiles y eficaces para restituir incluso vida y salud. Intuye que Aquel que está frente a él, que él mismo llama Señor sin conocerlo, posee una voz y una palabra que nadie posee, una voz y una palabra que aunque estén sólo susurradas de lejos pueden comandar a la vida y a la muerte, pueden cruzar los cielos de los cielos y que todo pueden operar sin límites.
Intuye que Aquel que está frente a él es el Rey, el verdadero Rey, el verdadero Señor del Universo. Intuye y conoce que para Aquel que está frente a él puede bastar sólo una palabra susurrada desde lejos porque para Él nada está lejos, nada está afuera, nada es desconocido, porque todo le pertenece.