Cuídense
Cuídense significa estén lejos como de cosa mortal, miren como a un peligro, estén atentos, sean prudentes.
Cuídense pues de los escribas, de los teólogos y de los biblistas de entonces, expertos de Ley sagrada. Cuídense de aquellos que por clase social, por jerarquía y posición social, caminando por las plazas, lucen vestidos de lujo para ser reconocidos y se esperan la reverencia y los saludos de la gente. Cuídense de quienes privilegian los primeros asientos en los edificios de culto y en los banquetes de las fiestas y de las ceremonias. Cuídense de aquellos que ostentan largas oraciones en público solo por el arte de la apariencia. Cuídense de estos porque devoran a los pobres, a las viudas, a la gente que busca sobrevivir. Cuídense de estos porque recibirán una condena mayor.
Cuídense y guarden las distancias de ellos, miren como puro veneno a estas personas. Este el mensaje de Jesús.
Por cierto no estamos obligados a escuchar y a poner en práctica la Palabra de Jesús, pero parece que en este caso la humanidad haya entendido verdaderamente el corazón del mensaje de Jesús y haya tratado de ponerlo en práctica con todo el fervor y la tenacidad posibles.
Tal vez ninguna indicación de la Palabra del Maestro ha sido nunca realizada con tanta insuperable seriedad y coherencia.
No hay plaza sin estatua de uno de estos personajes de los cuales Jesús dice de estar a la larga. No hay libro de historia que no nos proponga las gestas de estos personajes peligrosos para la humanidad según Jesús.
Montones de literatura y textos épicos para narrar la vida y los amores, las guerras y las traiciones de estos personajes. Libros, estelas, bustos, pinturas, efigies, narraciones, estatuas, todo para transmitir y hacer conocer lo más posible aquellos con las largas vestimentas y con los trajes suntuosos, aquellos de las largas oraciones ostentadas, de los ayunos públicos, aquellos expertos de la ley divina y humana, aquellos de los primeros asientos en los templos y en los congresos, en los parlamentos y en los banquetes, en las ceremonias, en las paradas. Aquellos de éxito, de poder, los ricos, los que mastican a los pobres, que devoran a los pequeños. Devorar es el verbo que usa Dios. Aquellos que hacen miserables a los hombres y masacran las naciones y se hacen saludar como salvadores de los pueblos.
De aquellos de los cuales Jesús nos ha dicho cuídense nosotros hacemos público espectáculo. Sus caras, sus trajes de ceremonia, sus mansiones, sus competiciones deportivas, sus barcos grandes como edificios, sus amores y traiciones, sus cuentas en el banco llenan las teles de todo el mundo. Aquellos de los primeros asientos llenan las revistas, los periódicos, los programas televisivos, los libros, las películas. Y estos son aquellos que devoran y masacran a los pequeños, a los indefensos, a las almas mudas de los pobres.
Nosotros hemos tratado de ser fieles a la Palabra de Jesús, pero sin darnos cuenta tal vez hemos cometido un error, un basto error de lectura.
Jesús ha dicho: Cuídense. Tal vez nosotros en buena fe hemos leído y entendido: Mirelos.