En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Domingo 28 Agosto 2022

Vigésimosegundo domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo C

Palabra del día
Evangelio de Lucas 14,1.7-14

Hagan lugar al Amor 

Somos huéspedes sobre esta tierra, invitados a la boda de la vida divina, pero siempre huéspedes. Y el invito es uno sólo, sólo este y no se debe desperdiciar.
Si en esta vida no aprendemos lo que significa la gratuidad, no habremos aprendido nada, invitación desperdiciada.
Si son los vínculos de sangre a hacernos sentir familia con los hombres, invitación desperdiciada.
Si son sólo los enlaces de sangre a hacernos en algún modo serviciales, invitación desperdiciada.
Si el ardor por la ley nos hace tan ciegos que no reconocemos el Espíritu de Dios en obra hasta que cura en el día sábado, invitación desperdiciada.
Si creemos en Dios y enseñamos a nuestros hijos a lograr los primeros puestos en la sociedad, invitación desperdiciada.
Si no creemos en Dios y enseñamos cualquier otra cosa a nuestros jóvenes, invitación desperdiciada.
Si la vanidad nos empuja a la exaltación, a recibir gloria los unos a los otros, a cubrirnos de aplausos y honores, invitación desperdiciada.
Si en pié damos honores a los ejércitos que desfilan, y no honoramos a la vida que nace y que sigue viviendo en todas partes en el creado, invitación desperdiciada.
Si hablamos de los pobres como si fueran pobres y de los ricos como si fueran ricos, invitación desperdiciada.
Si cuando haces una fiesta no invitas también quién fiesta no hace nunca, y cuando compras para comer no pones en el carrito también para quién no tiene, si cuando vistes no compras un vestido también para quien no tiene vestidos, si cuando estás al seguro y al calor de tu casa, no llegas a abrir a quien te pide un garaje para dormir, invitación desperdiciada.
Si todo esto que hacemos lo hacemos por algo a cambio de cualquier tipo, invitación desperdiciada.
Si antes de decir un millón de veces gracias en un día, cada día decimos diez, cien peros o porques, invitación desperdiciada.
Si huéspedes como somos en este mundo inmenso y maravilloso vivimos como padrones del mundo por algunos pocos e inútiles centavos, invitación desperdiciada.
Sin amor, tener los primeros puestos en la sociedad es menos que un soplo de viento, invitación desperdiciada.
Sin amor, también estar en los últimos puestos es menos que un soplo de viento, invitación desperdiciada.
Sin la claridad espiritual que es Dios que todo obra y cumple, cada cosa que hacemos es menos que un soplo de viento, invitación desperdiciada.
Sin la claridad espiritual que es Dios que todo obra y cumple, cada uno de nuestros proyectos se hará ruinas, cuestión de tiempo, invitación desperdiciada.
Pero si humildemente, muy humildemente, humildes de rodillas, logramos hacer nacer desde nuestro corazón un dulce gracias a Dios Padre, el invito se hace voz de serenidad dentro del alma.
Si humildemente, muy humildemente de rodillas, cara hacia la tierra aprendemos por amor y con amor a confiar cada nuestro paso a Él y dejamos que sea Él a proyectar y a construir para nosotros y a través de nosotros, entonces la invitación se hace llamada, voz que llama a servir.
Si muy humildemente luego logramos también decir: “sí, aquí estoy, aquí gratis para el mundo en tu nombre”, entonces la invitación se hace respuesta. Es invitación vivida, es hacer lugar al amor y el soplo que nos acaricia es Ruah, el viento de Dios, el Espíritu Creador del Omnipotente.