En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 5 Septiembre 2022

Vigésima Tercera semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 6,6-11

La ley muerta

Es evidente que los intereses y las estrategias de los dirigentes y de los representantes de la religión hebrea, de los expertpos de teología bíblica, de los hombre de religión y de devoción, de los observante cuidadosos de Ley sacra son radicalmente y totalmente incompatibles con los interesese y las estrategias de Jesús, el Hijo de Dios.
Jesús entra en la sinagoga para enseñar, para donar a la gente la luz del conocimiento, para libertar el pueblo de la ignorancia y del sometimiento, para sanar un hombre enfermo. Los representantes de la ley y los hombres de religión entran en la sinagoga para observar a Jesús con  su mirada malvada e inquisitoria, para cazarlo en la falta con respecto a la ley, para poderlo acusar. Jesús conoce perfectamente los pensamientos de sus enemigos, mientras los hombres de religión, aunque tengan fundada toda su sabiduría sobre la racionalidad y sobre las elucubraciones mentales, no entienden absolutamente nada de Jesús y de lo que está para ocurrir bajo sus ojos. Jesús pide al paralítico que se ponga en el medio de la asamblea para que ése pueda recibir la potencia sanadora y libertadora de su Palabra y para que pueda ser manifestada a todos la magnificencia de la gloria de Dios. Los hombres de religión quieren poner Jesús en el medio de la asamblea para deshonorar su persona, denigrar sus obras, descreditar su Palabras ante los ojos del pueblo, no por eso para celebrar la gloria de Dios sino para celebrar el proceso de su condena. Jesús pide a los hombres de religió de elevar su capacidad de juicio, de poner su inteligencia a la luz de un más evolucionado punto de vista. Jesús pide: Pregunto a vosotros: en día de sábado, ¿está permitido hacer del bien o hacer del malsalvar una vida o soprimirla? Jesús intenta explicar al pueblo y a los hombres de religión que para el hombre no hay día para hacer o no hacer unas cosas sino las cosas que el hombre cumple en el bien o en el mal hacen los días. No son los días que determinan el hombre sino es el hombre que determina los días. No pueden ser una ley, una costumbre, una credencia, una convención, una convinción a definire lo que es justo y lo que es equivocado, sino son las elecciones, las acciones mismas del hombre que se autodefinen sólas: ellas son malvadas si procurano muerte, son buenas si caminan hacia la vida. Los hombres de religión responden a Jesús según su típica y consolidada costumbre, no con renovada capacidad de juicio pero con cristalizado violento prejuicio: Pero ellos, fuera de sí por la cólera, se metieron a discutir entre ellos sobre lo que habrían podido hacer a Jesús. Jesús invita a una nueva comprensión, los hombres de religión contestan con la cólera furiosa. Jesús inspira a una nueva visión de la vida, para evolucionar la humanidad hacia el verdadero bienestar y a la felicidad, los hombres de religión contestan discutiendo entre ellos, no para entender y comprender, sino para decidir como eliminar a Jesús.
Los hombres de religión y los hombres de poder en esto son fácilmente reconocibles y perfectamente prevedibles, porque ellos discuten siempre e incesantemente sobre la forma y nunca, nunca sobre el contenido de la realidad. El hombre de poder no discutirá nunca sobre el contenido real de las cosas, sino sólo y siempre sobre la forma, porque el hombre de poder no puede permitir que pueda ser puesto en discusión el proyeto de sus propios interesese y de sus propias estrategias.
Jesús a lo contrario insiste, cada vez que le sea posible, sobre el hecho de que sea indispensable cambiar el contenido de nuestros pensamientos, de nuestras elecciones y acciones, no la forma, para crecere en la conciencia y vivir una vida mejor, más sana y feliz. Jesús nos invita a reflexionar que si en el mundo hay así tanta violencia y maldad, sed de dominio y posesión, vanidad, avidez, rabia, esclavitud, dolor, sufrimiento significa que hay un abismo entre lo que el hombre pensa desear y sus intenciones profundas. Si la tierra, el agua, el aire y los animales sufren así pesadamente la avidez del hombre, si hay guerras y crueldades inimaginables endondequiera, si el hambre y la sed son todavía el único pan cotidiano para millones de hombres y mujeres, significa que aunque ,cuando hablan, todos se expresan con términos de justicia, legalidad, derechos, igualdad y paz, ésta es sólo la forma de un contenido completamente diferente, más bien, opuesto. Significa que hay un abismo entre la forma de las palabras y de los deseos expresados por el hombre y sus intenciones profundas, sus intereses íntimos. Jesús inspira el hombre que desea verdaderamente cambiar y ser feliz a que no discuta ya sobre la forma, sobre las leyes, sobre las formalidades, sobre los principios, sobre las aparencias, sobre protocolos, sino sobre el contenido verdadero de sus reales intereses. Jesús pide a todos y singularmente que verifiquen realmente y seriamente cuáles son los propios reales y profundos deseos e intereses, porque sobre estos intereses y deseos se realizará el verdadero progreso o la destrucción integral de esta generación.