En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 16 Abril 2021

Segunda semana de Pascua

Palabra del día
Evangelio di Juan 6,1-15

Abstinencia

El decía esto para ponerlo a prueba. Jesús intenta ver si somos capaces de cambiar el sistema de pensamiento, si estamos en condiciones de dejar nuestras usuales sendas mentales y espirituales para seguir otras. Pero, ¿qué pasa si decidimos cambiar la secuencia de los pensamientos, si en vez de pensamientos de rabia, vergüenza, posesión, competición decidimos pensar de otra manera? Pasa que nuestra mente, como ya no sigue la misma secuencia de pensamientos, ya no produce las mismas sustancias químicas y cae en un estado de abstinencia. Es una abstinencia química que la mente hace percibir en el físico como cansancio y en la psique como instabilidad, descompensación, inadecuación.
La metànoia, que Jesús propone, o sea la inversión de la secuencia de nuestros pensamientos según la secuencia de los procedimientos evangélicos, es molesta para nuestra mente porque, si puesta en práctica, por lo menos al principio, crea abstinencia química, incomodidad comportamental, desestabilización psíquica.
Decidir no hacer más pensamientos de rabia es decidir, fundamentalmente, no suministrar más a nuestro cerebro y al paladar de sus receptores aquella particular dosis química, caracterizada por aquel sabor particular que se enciende con los pensamientos de rabia. Es decidir entrar en abstinencia, decidir hacer experimentar a nuestra mente un estado de desestabilización, de ausencia de control y juicio. La mente reaccionará transformando los pensamientos en alaridos psíquicos, en forma de compulsiones obsesivas, deseos martillantes, imaginaciones morbosas, aptas para restablecer la situación habitual. Sólo si el espíritu, rogando y meditando la Palabra de Dios, queda firme en la decisión de cambiar la secuencia de los pensamientos, un poco a la vez cambiará también la química, y la tensión de la abstinencia será remplazada por la serenidad de la mente, por el gozo del alma, por la salud y por la armonía del cuerpo.
Jesús pone a prueba a sus discípulos y los incita delicadamente a cambiar la secuencia de los pensamientos de separación de Dios, que los lleva a enfrentar los problemas, cada problema, solos, en la tensión, en la división, en el miedo, en la miseria, en la falta, en la sumisión, en el conflicto. Los incita a empezar a considerar una secuencia de pensamientos nueva, en la conciencia que con Él y en Él todo, precisamente todo, es siempre verdaderamente posible, y sin Él nada se puede hacer. Ésta es la razón por la cual es siempre inútil y mortal tener miedo.
Es un nuevo planteamiento espiritual, que produce nuevos tipos de pensamientos, nueva química para nuestro cerebro, nueva serenidad para la mente y el espíritu, junto con todo el bienestar posible para todos: son doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Jesús nos revela que los pensamientos son energía y se vuelven materia en las venas, en los circuitos neuronales, en cada fibra del cuerpo y del cerebro y, al mismo tiempo, se vuelven materia en la miseria de la falta y de la pobreza del pan y de cada bien, o en el bienestar lleno de las doces canastas de pedazos que sobraron.