En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 2 Diciembre 2021

Primera Semana de Adviento

Palabra del día
Evangelio de Mateo 7,21.24-27

Boca y manos

Decir Señor, Señor con la boca, mientras las manos se quedan inmóviles en la obra de justicia, compartición, comprensión y conocimiento, es religión, no fe; no es inteligencia, es locura, es casa sobre la arena, no es casa sobre la roca. Las religiones han nacido del hecho de que alguien un día se ha atribuido el poder totalmente arbitrario de poder decir Señor, Señor con más derecho y eficacia que otros, generando toda forma de autoridad intolerante y de moralismo intransigente. Este poder arbitrario ha encontrado como única contrapartida la ignorancia de los pueblos, alimentada por el miedo a la amenaza de graves castigos. Es así que “las religiones Señor, Señor” han sido usadas por siglos y milenios como enormes mamparas espirituales detrás de las cuales se han ocultado enteros ejércitos para que no les descubran y enteras generaciones de ladrones crueles y sangrientos para que no les molesten. Decir Señor, Señor con la boca, mientras con las manos se busca convertir los otros hermanos y corregirlos con la fuerza, la imposición, las hogueras, la inquisición, la tortura, es locura, no es inteligencia, no es fe, es casa sobre la arena, no es casa sobre la roca. Las religiones, en su continuo declamar Señor, Señor con la boca, han creado contemporáneamente culturas incompatibles con las otras, leyes en oposición a las otras, morales disonantes de las otras, facilitando toda forma de separación racial e ideológica. Decir Señor, Señor con la boca y cerrar las manos y la mente al conocimiento, a la profecía, a la novedad del Espíritu y no tener el valor de mirar dentro del binóculo de Galileo, para ver como el saber se expande y nos empuja a crecer en toda dirección para la mayor gloria de Dios, no es fe, no es inteligencia, es locura, es casa sobre la arena, no es casa sobre la roca. Decir Señor, Señor con la boca mientras las manos permanecen inmóviles en defender a los pequeños y a los sin voz de la tierra, y la tierra misma es devastada en cada rincón para favorecer la riqueza de pocos asegurando la miseria de todos los demás, no es fe, no es inteligencia, es locura, es casa sobre la arena, no es casa sobre la roca. Decir Señor, Señor con la boca, mientras las manos están ensangrentadas de la sangre de los hermanos y enfangadas por las crueldades perpetradas en nombre de los intereses económicos, no es fe, no es inteligencia, es locura, es casa sobre la arena, no es casa sobre la roca. La fe, la verdadera espiritualidad que Jesús propone es aquella que él anuncia a la Samaritana en el capítulo 4 de Juan donde la adoración de Dios está unida, perfectamente unida a las obras de justicia y de paz, de compartición armoniosa de los recursos de la tierra, en el respeto total de la tierra misma y de todas las formas de vida. Esta es casa sobre la roca, lo demás será arrebatado.