En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Viernes 24 Diciembre 2021

Ferias de Adviento

Palabra matutina
Evangelio de Lucas 1,67-79

Bendito

Zacarías, sacerdote del templo de Jerusalén, esposo de Isabel, la prima de María de Nazaret, no cree a las palabras del ángel: Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan (Lucas 1,13). Su incredulidad frente a la Palabra lo vuelve no sólo mudo en las palabras (Lucas 1,2) sino también sordo al sonido (Lucas 1,62).
Lo que vuelve mudo e inútil nuestro diálogo interior, sorda nuestra capacidad de comprender, nuestra inteligencia interior, es la necesidad de la mente de buscar la razón de las cosas, de preguntarse el porque de los acontecimientos, el como será. La manera de pensar de Zacarías, así como la nuestra, incluso frente al mensaje de un ángel,  verdaderamente no soporta no saber el porque y el como; no soporta no tener el control de la situación, incluso ante Dios.
El Bendito es el cántico que Zacarías, padre del Bautista, eleva a Dios, lleno de Espíritu Santo, después que su lengua y sus orejas se sueltan de nuevo en el día de la circuncisión de su hijo. Es el cántico de aquel que, después de haber vivido como sacerdote una vida de religión, ahora experimenta cosa sean la decisión y la fuerza luminosísima de la fe. El Señor hace comprender con paz y con fuerza a Zacarías que después de haber tratado con Dios por toda la vida él todavía debía aprender cosa fuera desatar su corazón del estado de conflicto, de sospecha, de no fe. Es el cántico de aquel que por obra del Espíritu ha decidido decidir, salir para siempre de las arenas movedizas de la indecisión, de las mareas oscuras de los porque, de los pero, de los como, de los si. Zacarías de sacerdote se vuelve verdaderamente en hombre de Dios, de hombre de religión se convierte en servidor amante, desata todo nudo y tensión, toda soberbia y presunción con la fuerza de la fe, la fe humilde y agradecida, que acepta de las manos de Dios el presente, todo el presente exactamente como es y no como debería ser, sin más pedir el porque y el como. Esta lección es la lección que todos debemos aprender, pena el mutismo y la sordera espirituales e intelectuales de todo el hombre y de todos los hombres. Si el hombre no aprende a tener fe quedará sospechoso e incierto en el corazón y en la mente, y continuará a perder y desperdiciar en la tristeza y en el miedo toda la vida preguntándose el porque, el como, de quien es la culpa, quien ganó, quien perdió, renunciando al presente de Dios, a su santa voluntad y a su amor.
Potentísima, imperiosa, indiscutible la respuesta del ángel Gabriel frente a la indecisión, al porque y al por como de Zacarías: Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo (Luca 1, 19-20). Como a decir: Despierta, Zacarías, tus porque y por como, fruto de tu soberbia y de tu necesidad de control, además que embarazosos y tontos, te impiden incluso reconocer la potencia del momento presente, la divinidad del ser que tienes por delante, la envergadura extraordinaria del evento que estás viviendo. El cántico de Zacarías es el cántico de un convertido de la religión a la fe, de la sospecha al amor, y tiene el tono y la estructura de una profecía, la última profecía sobre Jesús (Lucas 1,67).
Cada mañana, cuando sale el sol, la iglesia canta Jesús, Sol naciente, canta su fe en Aquel que sale del Oriente, el Único que refulge sobre los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte: ¡el Viviente! Cantar el Bendito es cantar la fe en la Luz de Dios, que derrota la tiniebla del no conocer, el tártaro de la sospecha hacia Dios, la arrogancia de la muerte.