En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 21 Diciembre 2021

Feria de Adviento

Palabra del día
Evangelio de Lucas 1,39-45

El adherente

Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.
Feliz: El espíritu Santo usa la voz de Isabel para anunciar al mundo quién es María. El Espíritu dice de María feliz, beata, makarìa en griego. El adjetivo makàrios, “feliz, provisto de bienes, afortunado, favorito, privilegiado”, lleva origen en el verbo makarìzo, “estimo, proclamo beato, bien aventurado”. La base del vocablo es acadia, magaru, “acordar favores, ser concorde”. Nace de la raíz mak-, conectada muy probablemente con màkros, “largo” – de la raíz, mah-, “gigante, grande, exaltado” – y mègas, “grande, extenso, vasto, alto, fuerte, potente, magnífico, admirable, prodigioso”.
Por haber creído: se trata del verbo griego pistèuo, “creo, adhiero”, es la adherencia de la piel a la carne.
Se cumplirá. Literalmente el sustantivo telèiosis, “cumplimiento”, significa: “que ha conseguido el propio completamiento; terminado, maduro, completo, perfecto”. El griego tèlos, “extremidad, momento último”, designa el punto de conversión en la carrera de caballos y en la aradura, es el lugar crucial en la conclusión de la pista o de un surco. En la raíz de esta palabra está el significado de “ser, existir”. El numérico tilla, de hecho, (del cual el griego tèlos), tiene como raíz til- que quiere decir “ser”, “ser en existencia”.
Te fue anunciado, literalmente: “de las cosas dichas”. Se trata del participio pasado perfecto del griego lalèo, verbo onomatopéyico que significa: “charlar, hablar, intervenir, tomar la palabra, no poder callar”. Es el locuaz, el charlador, aquel que canta una cantilena. Del acadio alalu, de la cual la base semítica allèl, del cual el hebreo hillèl, “cantar, alabar, rezar, hablar de manera ininteligible”. Verbo conectado al mundo de la infancia: la base acadia la’u significa “niño, lactante, succionante”.
De parte del Señor: “Señor” traduce Yahweh o YHWH, Tetragrama sagrado, el nombre amoroso de Dios, que se ha revelado por milenios a Israel pero que desde cuatrocientos años antes del nacimiento de Cristo hasta nuestros días nunca se pronuncia por los Hebreos porque es demasiado bello y grande, y es cantado en todas las páginas de la biblia. Con la divina maternidad de María, el nombre impronunciable Yahweh, el Señor, contracto en Yah-Yeh, y unido a Yshua, que quiere decir “salvación”, se vuelve Yeshùa, “Dios salva”. En español, Jesús.
María es proclamada, no por Isabel, sino por Dios Santo Espíritu Paráclito, aquella que ha creído. Según la etimología del término significa aquella que ha adherido, aquella que ha adherido completa y perfectamente a Dios y a su Palabra como la piel a la carne, como el aceite sobre la cabeza, como el sonido a la oreja. El creer de María no es sólo creer en Dios, pero a él adherir en todo y para todo sin dudas y sin nunca, absolutamente nunca, pensar mal de él.
Entonces, lo opuesto a creer, lo opuesto a la actividad espiritual e intelectual de María, en verdad no es simplemente no creer en Dios, sino muy a menudo el creer en él sin adherir perfectamente a él, quedando desunidos, lejos de él, en revuelta con él.
María dulcísima Madre, la perfectamente gozosamente adherente a Dios, con la potencia de su amor intercede continuamente ante el Espíritu Paráclito para que nos ayude a crecer en la fe, en la fe verdadera para que nuestro adherir a Dios sea sin reservas, estable, sereno, sin pretensiones, reticencias, titubeos, rebeliones, revueltas, preguntas y dudas. Sólo esta fe puede abrirnos el camino de la alegría y del amor.