En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Jueves 6 Enero 2022

La Epifanía del Señor

Palabra del día
Evangelio de Mateo 2,1-12

¿Quién parte?

Hay quien se pone en marcha en búsqueda del tesoro y hay quien no parte nunca. Quien parte no siempre está seguro, no es perfecto, santo, adecuado, no es el mejor, pero mientras tanto parte, se encamina, arriesga, prueba, busca y no espera, no espera que alguien lo haga en su lugar. Quien no sale quiere estar seguro que la búsqueda del tesoro no ponga en riesgo su seguridad, su reputación, no desplace sus equilibrios, no ofusque sus seguridades, no debilite sus convicciones, no desestabilice el control de la situación. Quien parte es fundamentalmente humilde, ama el tesoro, se pone en servicio del tesoro, y, aun antes de descubrirlo, está listo a arriesgar todo por aquello que considera su tesoro. Quien no se pone en marcha es fundamentalmente arrogante, y no ama el tesoro, ama sólo la propia ventaja e interés, no está nunca listo para arriesgar nada y espera que parta alguien más en su lugar, para después eventualmente explotar hábilmente la situación, si tuviera que asegurar unas ventajas. Quien parte busca el tesoro de la humanidad, quien no parte busca sólo los propios intereses.
Los Magos han partido hacia Jesús escuchando el anhelo de salvación y de liberación que enardecía su corazón y leyendo el viajar de las estrellas y de los planetas, y no han esperado que alguien lo hiciera en su lugar. Los sacerdotes del templo, los doctores de la ley, los dirigentes del pueblo hebreo al tiempo de Jesús, aun teniendo la Palabra revelada entre las manos, no han hecho un paso hacia Él, no han partido nunca para encontrar el tesoro Jesús. La jerarquía religiosa no se ha movido de un milímetro hacia Jesús, y cuando se ha movido ha sido sólo para mirar con mirada escrutadora, para ridiculizar, juzgar, calumniar, condenar, torturar y matar a Aquel que estaba minando desde el interior su imperio, su seguridad, ambición y reputación.
Frente a la invitación de Jesús o partes hacia el tesoro o no partes para defender tus intereses. Si partes, no esperar que alguien lo haga contigo. Si no partes, no esperar que alguien lo haga en tu lugar.
Los Magos no han esperado. No han esperado que partiera alguien en su lugar. Se han puesto en marcha desde el oriente para ir al encuentro con Jesús, seguros por aquello que sentían en el corazón y confirmados por aquello que leían en las estrellas: esto los hubiera conducido hacia el tesoro de la humanidad. Los sacerdotes del templo hebreo y los doctores de la ley hebrea, profundos conocedores de las profecías bíblicas, no se han movido de un milímetro, ni un paso, no se han puesto en marcha. Nadie de la jerarquía del templo ha partido para encontrar Jesús, ni siquiera por curiosidad, al anuncio entusiasta de los Magos, y cuando alguien se ha interesado en el asunto, ironía de los eventos, lo ha hecho por impulso de Herodes, el déspota violento, el enemigo cruel, el ateo sin corazón que sometía y esclavizaba al pueblo.