En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Martes 12 Octubre 2021

Vigésima octava semana del Tiempo Ordinario

Palabra del día
Evangelio de Lucas 11,37-41

Las reglas

Literalmente está escrito: ustedes fariseos purificáis [griego: katharìzo] la parte fuera de la copa y del plato, pero la parte de dentro de vosotros está llena de rapiña [griego: harpaghè] y de maldad [griego ponerìa]. Katharìzo, “purifico, hago puro”, en su etimología significa “sin mezcla”. Arpàghe, denominativo del verbo arpàzo, significa “hurto, rapiña, saqueo, presa”,  es aquello que ha sido quitado con la fuerza, robado, poseído con la violencia. La raíz arp- indica una verdadera y propia actividad que se da en la obscuridad y a escondidas; el acadio arapu significa, en efecto, “volverse obscuro”. Ponerìa significa “maldad, mala intención, malicia”.
Jesús amonesta con fuerza cuantos siguen las reglas y las prescripciones y ejercen presión sobre los demás para que hagan lo mismo, es más, los acusa de necedad. ¿Por qué? La regla es la modalidad según la cual se desarrolla una actividad, se cumple una acción. La regla está convencionalmente establecida y dictada en su mayoría por la costumbre, por la experiencia, por los principios religiosos, por las tradiciones y, con el tiempo, puede volverse norma de comportamiento y estilo de vida. Las reglas pueden ser útiles en ciertos contextos para controlar y guiar los comportamientos externos del hombre, pero tienen la limitación de no tener ningún poder para modificar el interior del corazón del hombre en sus elecciones. En verdad, más que una limitación es una imposibilidad de la misma regla. Las reglas del código de tránsito, por ejemplo, ayudan al conductor a viajar con mayor seguridad para sí y para los demás, pero no pueden de alguna manera enseñar desde adentro a una persona lo que signifique estar detrás del volante, conducir con gusto, ventajosamente y seguros. La regla constriñe a hacer, no a ser. Las reglas pueden obligar a respetar la fiesta, el shabbat, la celebración de la Eucaristía, pero no pueden de ninguna manera hacer nacer desde adentro del corazón de las personas la gratitud por la fiesta, el gusto por el shabbat, el amor por la Eucaristía.
Otra cosa importante: las reglas no son los procedimientos. Las reglas tienen proveniencia humana, los procedimientos tienen proveniencia divina. Comer según un horario es regla humana, comer cuando se tiene hambre es procedimiento divino. Comer con los cubiertos es regla humana, comer con las manos es procedimiento divino. La propiedad privada es regla humana, la compartición de todo bienestar sin recintos ni propiedad es procedimiento divino. Amar a quien nos ama es regla humana, amar a todos es procedimiento divino. Perdonar cuando queremos y nos parece el caso es regla humana, perdonar siempre como elección definitiva es procedimiento divino. Jesús llama necios a aquellos que insisten en seguir las reglas con fanática determinación, como si estas tuvieran el poder de cambiar desde adentro el corazón del hombre, e ignoran que las reglas no serán nunca los procedimientos.
Jesús explica como liberarnos de las reglas para llegar al corazón de la metànoia, del poner al revés-dar un vuelco al modo de pensar. Dice literalmente: más bien denle misericordia-compasión [griego: elemosùne] al contenido [griego: enèimi, “las cosas existentes, las cosas que existen dentro”], y he aquí todas las cosas puras-purificadas-sin mezcolanza [griego: katharòs] para vosotros serán. Difícil, casi imposible traducir elemosùne con “limosna monetaria”: este termino lleva, de hecho, consigo una importante valencia altamente espiritual. Jesús explica que primero y por encima de toda regla escrita o no escrita, la Regla suprema o, para decirlo mejor, la no-Regla suprema es el Procedimiento del Amor, dar, ofrecer misericordia y compasión desde adentro de nuestra esencia. Misericordia y compasión que, evento por evento, encuentro tras encuentro, se transforman en perdón, socorro, ayuda, limosna, apoyo, palabra, inspiración, gratuidad, hospitalidad, vestidos, alimento, tolerancia, justicia, compartición. Dar amor en nombre del amor: esto vence la fobia de las reglas, la hipocresía del fanatismo normativo, la tontería de las presiones vacías por los protocolos morales.