Sonrisa
Si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa.
En medio a los que creen y adoran tu nombre con amor y en medio a los que condimentan un discurso cualquiera con todo tipo de maldiciones, en medio a la falta más total e inaudita de verdad y de realismo, si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa.
En medio al fango que todo ensucia sin cautela, donde todo se desliza hacia abajo sin remedio, en la cárcel o expulsados, ridiculizados y para nada amados y entendidos, en perfecta espléndida soledad, aún cuando los amigos traicionan, si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa.
Donde el mal está organizado, es arrogante, poderoso y hasta respetado y honorado como el bien y lo bello, donde la mentira gobierna soberana y la verdad es considerada odioso veneno; aún cuando la mente no ve otra cosa que tinieblas y miedo, ausencia de vías de escape y de salvación, aún cuando las fuerzas nos faltan, el respiro es corto, cuando no se quiere entender, ver, cambiar, si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa.
Aún cuando escuchamos las palabras de los sabios de la tierra que ridiculizan tu nombre santo y maravilloso, aún cuando te transforman en una fábula para estúpidos y te niegan toda historicidad y credibilidad, aún cuando tu nombre trinitario es utilizado para masacrar y destruir, engañar y robar, si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa.
Si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perdemos la sonrisa y nos quedamos en ti sumergidos, completamente sumergidos, amable y tiernamente sumergidos en la trinidad de tu nombre Padre, Hijo, Espíritu. Que sople brisa, que se desencadene la tempestad, dejaremos las palabras y las justificaciones, dejaremos argumentos y discusiones, calumnias y juicios, agitación y control a otros. A nosotros basta tu sonrisa en la cual nos quedamos sumergidos noche y día, día y noche, la sonrisa de tu nombre inexpresable.
Cualquier cosa podrá suceder, y al príncipe del mal la fantasía no le falta, si tu, nuestro Señor y nuestro Dios, has recibido todo poder en el cielo y en la tierra, nosotros no perderemos la sonrisa, porque tu estás con nosotros, todos los días hasta el fin del mundo.
Estas con nosotros lado a lado, detrás y adelante, mejilla con mejilla, corazón a corazón, ojo sobre ojo, boca sobre boca, mano sobre mano, momento por momento, siempre, de todas maneras, para siempre. Y nosotros no perderemos la sonrisa, la sonrisa de Dios.