Puntualizaciones
Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Primera puntualización.
Clarísimo, evidente. El modelo mental, que es fundamento del sistema en el cual vivimos, es un sistema violento, predador, furiosamente aguerrido. Quien desee vivir el evangelio en este mundo, en este modelo de vida, vivirá como en medio de lobos rapaces, con los dientes afilados, listos para despedazar lo que reconocen como presa. Para los hijos de Dios es indispensable prudencia, no miedo, sencillez y docilidad, no sumisión y resignación.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Segunda puntualización.
A lo largo de la historia, los tribunales civiles y religiosos se llenarán mucho más de hombres y mujeres que han intentado humildemente servir y seguir al evangelio y a Jesús, que de hombres y mujeres entregados a las guerras, a la violencia y a la injusticia. También en el proceso de Jesús la justicia humana ha seguido su recorrido y un asesino ha sido indultado por la ley. Los primeros y más feroces acusadores de los que, en la historia, intenten humildemente servir y seguir al evangelio y a Jesús serán las jerarquías mismas de la iglesia y los dirigentes de los pueblos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. Tercera puntualización.
A los hijos de Dios perseguidos y calumniados, encarcelados y entregados a los poderes fuertes, Jesús indica, con franca sencillez y tranquilidad, de que no se preocupen de ninguna manera y por nada. Ni siquiera para predisponer una defensa, un debate. El Espíritu proveerá a todo y a cada cosa. Jesús propone a los suyos el absoluto abandono y tranquilidad en medio de la tormenta del mal.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Cuarta puntualización.
El odio más furibundo, las divisiones más venenosas, las persecuciones más violentas nacerán entre los muros de las casas, entre las relaciones más íntimas, las de la sangre. La familia de la carne será siempre la primera y la más violenta enemiga que combate la familia del Espíritu, de la comunidad del corazón, del compartir evangélico. Los hijos de Dios, que se unen en nombre de Jesús y crean relaciones y compartición, confianza en la dimensión del espíritu, tendrán como enemigos más acérrimos a los padres, a las madres, a los hermanos en la sangre.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Quinta puntualización.
Intentar seguir a Jesús e intentar realizar, en su nombre, sus procedimientos evangélicos, atraerá siempre odio, encenderá en las personas odio profundo y persecución total. ¿Por qué? Simple. Porque Jesús y el evangelio proponen un sistema mental y espiritual de acercamiento a la realidad completamente nuevo, que no prevé los viejos sistemas del control, de la venganza, del conflicto, de la competición a los cuales el cerebro y la química del ser humano están acostumbrados desde hace milenios. El verbo griego traducido con odiar indica en realidad el ser hechos fantasmas, frustrados, considerados humo, la nada. Misèo, el verbo del odio total, es un verbo que no deja escapatorias. Significa sobre todo despreciar, frustrar, no tener en consideración una realidad hasta llegar a pensar que no exista. El verbo misèo tiene al final la acepción fuertísima del perseguir con odio.
Odio, pero ¿Por parte de quién? Jesús no deja escapatorias y ofrece todavía una puntualización en la puntualización. Odio de parte de todos y de cada uno, de cada parte y dimensión humana que no esté en la luz de Dios y que quiera retener dentro de sí la orientación mental de la separación.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes que llegue el Hijo del hombre. Sexta aclaración.
Jesús regresará, regresará en toda su potencia, ya no niño en una gruta entre los brazos de María, sino Señor Todopoderoso entre la gloria de sus ángeles. Jesús regresará – es Palabra suya – y regresará aún antes que la evangelización haya hecho conocer su nombre en toda la tierra. Jesús regresará, y todos lo verán y todos deberán responder con el corazón a su llamada de amor y de paz. No será la fin del mundo, sino la fin de un tiempo, de este tiempo, para abrir la historia a una nueva historia, a una nueva vida enteramente construida sobre los procedimientos del evangelio y sobre la gracia y los dones del Paráclito. Jesús regresará para abrirnos la vía a una vida llena de bienestar y felicidad, compartición y paz sobre esta tierra. Jesús regresará, y es su venida intermedia, antes, mucho, mucho antes del fin de todas las cosas, antes de la ciudad celestial.