Permanecer
El permanecer del evangelio, en la terminología di Jesús, no significa quedar, pararse, resistir, estar allí. El permanecer de Jesús tiene sentido y significado sólo si orientado hacia la luz de la fuerza de la unidad y de la potencia de la unión.
Según el evangelio permanecer, sin estar en unidad, es desafío, pararse, sin vivir la unidad, es esclavitud, resistir, sin buscar la unión, es fanatismo, estar allí, sin experimentar la unidad, es pereza.
Jesús pide que se permanezca en Él, en su Palabra, pero en unidad, en la unión íntima con él, con la vida, con los seres vivientes, con los hermanos. No se puede permanecer en una realidad cualquiera de la vida sin estar en unión profunda con aquella realidad. Deberes, compromisos, ocupaciones, responsabilidad, sin la potencia de la unidad, sin la fragancia de la unión, dan frutos de intolerancia, indiferencia, desgano, desamor, miedo y rabia, conflicto y destrucción. Satanás trabaja sobre esto y por eso, desde tiempos inmemorables, de manera intachable y con gran éxito. Satanás y sus hijos idean cualquier posibilidad y estrategia de manera que, cualquier cosa pensemos, hagamos, digamos y vivamos nos lleve de una forma u otra a estar divididos dentro de nosotros mismos, con los demás y con Dios. Incluso en el inducirnos en tentación es muy cuidadoso y agudo, y sigue procedimientos precisos y consolidados. Excepto en los casos extremos, donde la batalla ya está ganada, Satanás no nos tienta nunca para que cumplamos un mal tal que nos pueda hacer sentir completamente en la total separación de Dios, porque sabe perfectamente que procuraría a nuestro corazón una nostalgia e inquietud tan poderosas que llevaría a nuestro mismo corazón a volver con fuerza a Dios y a su amor.
Satanás debe tentar a cada uno de los hijos de Dios a que cumplan continuamente el mal y a faltar al amor, pero sin exagerar, de manera que los haga sentir culpables, en esa mínima parte, que se sientan indignos de rezarle y de mantener una relación serena con Él. El objetivo satánico no es conducir al hombre a la separación con Dios antes de tiempo. El hombre debe sentir decepción hacia sí mismo tanto que considere correcto separarse de sí mismo, de los demás, de Dios, pero nunca completamente.
Unión y unidad con Dios Padre, Hijo, Paráclito Espíritu, con nosotros mismos, con los hermanos, con la creación es la vía principal. En una palabra, unidad con Dios, siempre, cueste lo que cueste, en los días del pecado, de la santidad, de la gloria y de la vergüenza, de la condena y de la razón. Cualquier cosa nos ocurra y nos golpee, cualquier persona que infiera sobre nosotros o nos bendiga, unidad siempre, siempre y a pesar de todo unión y unidad con Dios, a través de una inmensa, anchísima, ilimitada, secreta, amante sonrisa interior. Ésta es la manera de permanecer en Jesús y de dar fruto de su fruto.