En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Lunes 25 Julio 2022

Santiago apóstol

Palabra del día
Evangelio de Mateo 20,20-28

Ir alrededor

La madre de los hijos de Zebedeo se postró ante Jesús, pero no es adoración, no es amor, es sed de ambición, es ambicionar. Compuesto por amb – griego amphì –, “alrededor”, e ire – verbo latino –, “ir”, ambicionar significa “ir alrededor”. En la antigua Roma se acostumbraba que quien deseaba obtener encargos, empleos, honores, atribuciones de prestigio, iba alrededor de las personas importantes con carantoñas, promesas, servicios, para complacer de cualquier forma. Este ir alrededor describe perfectamente el más gigantesco y descomunal agotarse de todos los hombres a lo largo de toda la historia del mundo.
Es el ir alrededor que acompaña la vida del hombre desde los primeros días de vida hasta el último respiro e incluso más allá, porque la ambición resiste unos meses después de la muerte.
Que el hombre esté consciente o menos, que lo haga veladamente o de manera evidente, es este ir alrededor que gestiona, ocupa, preocupa, guía, marca, determina, establece toda la vida del hombre en cada uno de sus pensamientos, palabras y acciones. Ir alrededor por posesión, para obtener complacencia, por avidez inextinguible de consenso, por sed de poder, por miedo de no ser entendidos, por hambre exagerada de provechos; ir alrededor por venganza, por revuelta, por estupidez, por imitación, por costumbre, por soledad, por cálculo. Es el ir alrededor que ha entrado en todas las relaciones humanas, laborales, afectivas, económicas, sociales. Es el ir alrededor que garantiza el poder, distribuye los poderes, asegura el control y el dominio.
Es el ir alrededor, el ambicionar en el que han caído y seguirá cayendo también los discípulos de Jesús. Jesús lo sabe y por eso, de la manera más dulce y firme, gentil e inequívoca, nos inspira a una profunda prudencia y nos invita a no caer en la trampa del ir alrededor, más bien, nos inspira a volvernos un pueblo nuevo que se reconoce entre todos porque no usa el ir alrededor de la ambición para organizar su propia vida. Jesús nos inspira así: Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo. Jesús es claro: si alguien desea volverse grande, no lo haga siguiendo el procedimiento del ir alrededor, de la ambición, sino adhiriendo al procedimiento evangélico del servicio amoroso y humilde a los hermanos. Jesús nos inspira a transformar el ir alrededor, el ambicionar, el proceso de la ambición en servir, amoroso servir, humilde, agradecido, generoso, apasionado servir. Pero una cosa está igualmente cierta y clara según el espíritu del evangelio: servir no es nunca, no será nunca ser esclavos. El humilde servir evangélico, que se funda sobre la profunda y amorosa gratuidad, jamás de los jamases, por ninguna razón, puede conocer la obscura cadena de la sumisión. El humilde servir evangélico, que se genera en la profunda y amorosa gratitud a Dios, no puede nunca y en ninguna ocasión producir la fría glacial prisión de la resignación. Jesús es el ejemplo supremo, Jesús el siervo de Dios, aquel que ha venido para servir y no para ser servido, Jesús nunca se ha sometido, nunca está resignado, nunca en el miedo, nunca en revuelta, nunca ambicioso. Jesús, el siervo de todos, el Señor de todas las cosas, no sabe qué sea el ir alrededor.