En esta sección cada día es posible encontrar una reflexión sobre el Evangelio del Día.

Domingo 10 Julio 2022

Dedimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo C

Palabra del día
Evangelio de Lucas 10,25-37

Adelante el prójimo

En verdad el próximo se ha vuelto un concepto más bien difícil porque hemos cambiado el significado de las palabras. Según la terminología confusa, el prójimo es un término teórico que define en modo genérico al otro, una persona en necesidad que se te acerca por sus necesidades. El prójimo es, por tanto, la definición existencial del otro que tu puedes o no ayudar, respetar, socorrer. Pero este prójimo no existe realmente, existe sólo en los documentos, en los principios, en las prédicas, en la moral. En realidad este prójimo no existe. Ningún hombre por el hecho de tener necesidad se vuelve prójimo, sólo en el papel o en el engaño de la mente puede suceder este falso existencial. Quizás es por esto que los pobres, los necesitados son llamados prójimos en millones de páginas en todas las religiones y constituciones, pero no disminuyen nunca de número. El otro no puede nunca volverse el prójimo, y no se vuelve por su condición o porque alguien lo decide.
La pregunta de Jesús es precisa sobre esto: ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? Jesús es acertado, describe como prójimo no el malaventurado pero los otros tres peregrinos.
El prójimo no es el otro, sino eres tú cuando te acercas a quien tiene necesidad. El prójimo no es aquel que tiene necesidad sino aquél que se hace próximo, cercano a quien tiene necesidad. Ser prójimo de los demás no es una condición social adquirida por cercanía o por necesidad, pero es una elección de vida. He aquí porqué de prójimos podemos llenar el mundo y no mover un dedo por las necesidades de los demás. Nos podemos reunir hasta la eternidad para hablar y para reflexionar, discutiendo en qué modo ayudar a los numerosísimos prójimos de los cuales queremos ocuparnos.
Pasaremos años verificando estadísticas de cuántos tipos de personas pueden ser los prójimos, en que condiciones se arrastran, si son jóvenes o ancianos, hombres o mujeres, más en aquella zona de la ciudad o en la otra, pero ninguno de esos prójimos que son fuera será socorrido. Es seguro. Pero si volcamos, según la corrección evangélica, el término prójimo, intentamos hacer una reunión donde los prójimos que contar son los de adentro. Hacemos la cuenta por alzada de mano de quién desde hoy se vuelve prójimo de aquellos de allá afuera, quién dedica tiempo, dinero, fuerza, habilidad, casa, vestidos, comida para aquellos de allá afuera. He aquí la cuenta real del prójimo. El prójimo tuyo no es el que tu encuentras y que te necesita, en el caso de la parábola no es quien ha caído en manos de los ladrones, sino el que se pone al servicio y ayuda de aquel que tenía necesidad.
El discípulo de Jesús no hace teoría sobre el prójimo, no hace estadísticas, no hace reuniones, no reflexiona sobre el prójimo, sino ellos mismos se vuelven un poco a la vez el prójimo de la humanidad.
Es mejor entenderla bien esta distinción antes de presentarse ante el Señor en su casa en el último día, porque no habiendo nunca entendido que en realidad el prójimo somos nosotros, y por lo tanto, no habiendo sido nunca el verdadero prójimo de los demás, a la invitación del Señor: “Adelante el prójimo”, no entenderemos en absoluto que está invitando a nosotros.